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Lautréamont, un escritor maldito

Isidore ducasse, conde de LautrÉamont es un escritor maldito y olvidado. Considerado el padre del surrealismo, se cumple ahora el 150 aniversario de su fallecimiento, que pasará sin celebraciones.

Ilustración de Dalí para ‘Los Cantos de Maldoror’, de Isidore Ducasse

Publicado por
León

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maría d. valderrama

Pregunte usted en Francia por un poeta maldito y le hablarán, muy probablemente, de Arthur Rimbaud. Pocos responderán a la cuestión con el rimbombante nombre del Conde de Lautréamont, una figura en la que un puñado de investigadores franceses sigue escarbando con la esperanza de sacarlo del olvido. Por su impacto en los artistas del surrealismo, no sería justo decir que el francouruguayo Isidore Ducasse (Montevideo 1846 - París 1870), más conocido como Conde de Lautréamont, es un extraño absoluto.

Su obra más prestigiosa, el satánico y maléfico libro de Los Cantos de Maldoro», ha sido editada dos veces en la reconocida Pléiade y se le considera además el precursor del surrealismo, maestro de autores como Dalí, Breton, Magritte y, en otros ámbitos, César Aira, Modigliani o Man Ray.

Pero el gran público no lo tiene al mismo nivel que otros de sus contemporáneos, en parte por su prematura muerte pero también por la incomodidad de su obra principal, un canto al mal y a los impulsos más crueles del hombre.

«La mayoría de personas que se interesan por él lo hacen por su aura de poeta maldito, pero esta idea solo reposa en el desconocimiento de su biografía y en que los primeros escritores que lo descubrieron trataron de explicar su obra dándole una biografía y añadiendo que había muerto loco a los 24 años, pero no hay nada que permita establecer que realmente lo estuviera», explica a Efe Kévin Saliou, director de la revista anual Cahiers de Lautréamont.

Saliou, que preside además en Francia la Asociación de Amigos Pasados, Presentes y Futuros de Isidore Ducasse, deberá conformarse en este mes de noviembre, cuando se cumplen 150 años de su fallecimiento, con celebrar la efeméride con la publicación de la segunda edición de esta revista de investigación.

Las celebraciones en Francia han tenido que ser anuladas por el confinamiento nacional, y han quedado pospuestas para el próximo año, mientras que sí tienen lugar eventos en Montevideo, donde las aportaciones de los investigadores franceses son muy apreciadas. «Gracias a la renovación de los vínculos con investigadores uruguayos y argentinos hemos podido comprender cosas que no entendíamos. Sabemos mucho más sobre sus relaciones familiares, el frente que más se ha desarrollado en los últimos años», señala por su parte el investigador francocanadiense Michel Pierssens. Las últimas investigaciones han podido establecer ciertas alusiones biográficas en Los Cantos de Maldoror y algunas relaciones personales, aunque quedan huecos sobre los círculos hispanos que el poeta frecuentó en París y un par de años de su corta biografía permanecen en blanco.

Pero, sobre todo, persiste la duda sobre cómo interpretar su obra. ¿Al pie de la letra o desde el sarcasmo?

«Lautréamont tenía la convicción de que la literatura debía abandonar el lloriqueo y devolver a los lectores al bien y a la moral, es lo que vemos en su poesía al contrario que en Maldoror, y esto explica por qué sus cantos no fueron bien entendidos», señala Saliou, que lo describe como un joven ambicioso que introdujo prácticas literarias casi posmodernistas.

De ser cierta esa visión moralista de su obra, su reputación de poeta rebelde quedaría obsoleta y también el anzuelo con el que pican muchos lectores. En cambio, tal vez ayudaría a que se borrara el velo de vergüenza que significa para muchos hablar de su obra.

«A Ducasse no sabemos cuándo hay que tomarlo en serio o cuándo se está riendo de nosotros, y esto hace muy difícil las explicaciones. Hay pocas personas que hablen de él y pocos trabajos universitarios sobre su figura», aduce Saliou.