Cuarentena endulzada
alfonso garcía
El 15 de junio del 2020, tres meses y dos días después de nuestra llegada a Extremadura, C., J. y yo volvimos a Madrid dejando atrás el lagar trujillano de Los Almendros en el que habíamos vivido todo ese tiempo». Allí vivieron esta experiencia, este especial confinamiento, tan distinto al de la mayoría de los ciudadanos, que narra en este hermoso libro que tiene no poco de viajes, aunque «el viaje tuvo algo de abandono. O de huida, dada la forma precipitada en la que lo hicimos». Instalados, «como al llegar, en una especie de irrealidad que ya se había hecho costumbre».
El libro es breve pero intenso. Mientras la humanidad estaba «sumida en una gran inquietud», se producía progresivamente el milagro anual, en esta ocasión menos contemplado, de que «la naturaleza, entre tanto, seguía su evolución». Así que «vivíamos –escribe- una cuarentena, bien que endulzada por la primavera», idea, por solidaria –inquietud y desconcierto al contraponer su estado y el general-, subyacente a la manera de un estribillo: «Una fantástica primavera que seguía su curso ajena a la gran tragedia que la humanidad vivía en aquellos momentos. Mientras el mundo se desmoronaba, la naturaleza volvía a revivir igual que cada año al llegar la primavera». La primavera protagonista. Julio Llamazares vuelve a acreditar su capacidad de observación, de ver el mundo con ojos diferentes, enriqueciéndolo además con esa prosa tan personal y llena de sugerencias, tan rica, sencilla y atractiva, capaz de una descripción definitiva, por ejemplo, con una frase breve. Brevedad esencial, sugerente. Con este espíritu recorre algunos pueblos y monumentos extremeños, cercanos a la sierra de Los Lagares, pero, sobre todo, nos acerca a la primavera y sus flores, árboles, fauna, olores, paisajes –«los adjetivos empezaron a hacérsenos pobres»- en que ellos mismos, «sin tener nada que ver con este paisaje, nos habíamos integrado en él sin esfuerzo». Y con ella, a la infancia, sin duda. Cobran fuerza las acuarelas de Konrad L., compañero de confinamiento y vecino en la sierra, inocentes y sabias, según apreciación del escritor, de fácil constatación por otra parte. Lectura intensa y gratificante.