«El Incibe competía con rivales muy importantes, eso debe ser un orgullo para León»
La candidatura española del Incibe competía con rivales muy importantes y eso debería ser motivo de gran orgullo para León. En este tipo de asuntos, el margen para el lobby se limita al Consejo de la UE (ministros del ramo), siendo éste un espacio de política entre estados donde ministros y hasta jefes de Estado se convierten en lobbistas de sus propios países. No como ocurre en la Comisión y el Parlamento, que son espacios más naturales para el lobby. El asunto superaba, en mi opinión, el ámbito de lo que podía hacer León como ciudad o nuestra Comunidad Autónoma. Junta y Ayuntamiento han apoyado al máximo la candidatura de León», explica Emiliano Alonso Pelegrín.
«Debo destacar que el ‘lobby leonés’ en Bruselas ha trabajado sin descanso y pongo como ejemplo al eurodiputado leonés Ibán García del Blanco. Este ‘lobby leonés’ permite augurar esperanzas de cara al plan de recuperación, que es el verdadero desafío de nuestra región», añade este leonés que lleva toda su vida trabajando en Europa.
«Como leonés, me hubiera encantado lograr la sede pero España ya posee cinco agencias UE frente a ninguna Rumanía y esto ha tenido, sin duda, un peso decisivo. Se puede criticar a Europa de muchas cosas pero no de falta de transparencia y para muestra un botón: cualquiera puede consultar todas y cada una de las candidaturas hasta el último detalle en https://www.consilium.europa.eu/es/policies/seat-selection-cybersecurity-centre/# El punto 7 de la tabla excel que cada país ha tenido que preparar, junto con otros documentos, se refiere al ‘balance geográfico’ y ahí… España y León estaban en desventaja frente a Rumanía y Bucarest», explica.
«Transparencia y lobby se dan la mano y la primera palanca para accionar el lobby es la información. En la UE hay mucha disponible, como se demuestra en el caso de la sede por la que competía el Incibe. Cualquier ciudadano puede consultar la información, analizarla para construir su opinión e, incluso, actuar. De hecho, yo abogo por el lobby como expresión de la democracia participativa donde el conocimiento pesa más que el tamaño y todos pueden llegar a ser lobistas. El lobby no es monopolio de las multinacionales como se suele pensar. Debemos desterrar estos mitos y leyendas urbanas. Precisamente, acabo de publicar sobre estos temas en una obra colectiva ‘El lobby, gestión de la influencia en democracia’ (Capítulo 10 ‘Transparencia, lobbies y protección de datos’, Aranzadi 2020)».