CHARLENE, LA PRINCESA PUNK
La esposa de Alberto de Mónaco rompe moldes con un sorprendente e inédito ‘look’ en las casas reales que deja a la consorte del principado parte de la cabeza rapada al cero
El reparto de regalos navideños a los niños del Principado de Mónaco —que hasta ahora había pasado desapercibido para la prensa— se ha convertido en noticia internacional al ver a la princesa Charlene de Mónaco aparecer con su nuevo y llamativo peinado.
La esposa del príncipe Alberto se ha atrevido con el corte de moda conocido como ‘cyberpunk’ o ‘medio halcón’ que combina dos técnicas: en el lado izquierdo se observa un tercio de la cabeza rapada al cero, literal, y el resto, con un corte corto, similar a un ‘bob’, que suaviza el rostro.
Expertos estilistas apuntan a que la princesa monegasca, de 42 años, ha encontrado inspiración en la actriz sudafricana Charlize Theron, que ha jugado bastante con los cortes de pelo, pero sin llegar al extremo de la exnadadora, nacida también en Sudáfrica. Tampoco quiso pasar desapercibida en cuanto al vestuario elegido para la ocasión, luciendo una chaqueta negra y dorada con estampado floral, un suéter negro de cuello alto salpicado de lentejuelas, combinado con una mascarilla protectora también de lentejuelas doradas a juego con el resto.
A pesar del impacto mediático, Charlenne repartió juguetes y charló con todo el mundo como si nada hubiera cambiado en su vida. Hasta la corbata con estampado de Santa Claus de su marido el príncipe Alberto pasó desapercibida. Y es que, sin quererlo o no, ha roto todos los parámetros de la estética tirando a clásica de las monarcas.
El matrimonio Grimaldi estuvo acompañado por sus dos hijos gemelos de seis años, que también iban ataviados con llamativos looks navideños. La pequeña Gabriela lucía un impermeable negro con flores y Jacques, algo más discreto, iba cubierto con un abrigo negro. Además de la entrega de regalos también se dio la bienvenida a la Navidad, con el encendido del árbol de palacio.
Ahora los expertos analizan si este cambio radical de la princesa responde a crisis emocionales e incluso se atreven hablar de depresión. Y es que el carácter de Charlène es más bien reservado y siempre hay que interpretar sus gestos y miradas ya que en público nunca habla.
En marzo estuvo a punto de ejercer de princesa regente cuando su marido, el príncipe Alberto, contrajo el coronavirus. No fue necesario ya que no hubo actos públicos por la pandemia. Y aún así no se salvó de las críticas de sus detractores en el Principado, que consideran que no está preparada. Creen que con todos los años que lleva viviendo allí, no ha aprendido ni a hablar el francés y sigue utilizando el inglés como idioma.