La hacendera de Navidad

El ramo que simboliza la Navidad más leonesa no se perdió con el covid. Fresno de la Vega, en el sur de León, el berciano Castropodame, y, en versión gigante, la plaza de las Cortes Leonesas, son algunos de los lugares que exhiben públicamente esta tradición ancestral común a todo el territorio del antiguo reino leonés.

Las mujeres del pueblo del pimiento morrón engalanaron un año el armazón de madera con las antiguas cintas donadas por la señora Dolores García. En tiempos de escasez se llegaron a usar hasta cintas de atar los colchones de lana. El pueblo siempre resuelve. Para las cuelgas rosquillas, manzanas, ajos, pimientos, guindillas y cebollinas aportadas por las vecinas y nueces, avellanas, almendras y hasta mazorcas de maíz. Los frutos del año.

Miel para endulzar los amargos tiempos a los pies y adornos vegetales en la cúspide, como recuerdo de la rama primigenia con la que el mundo antiguo celebraba el solsticio de invierno y rendía culto a la madre Tierra de manera sencilla y sentida. Las majestuosas rosquillas de ‘trancalapuerta’, con su forma de llamador, rematan la obra común, solidaria y comunitaria que luce como estrella de la Navidad en la iglesia de San Miguel.

El día de Navidad el ramo fue cantado y bendecido por la tradición recuperada hace algunos años gracias a la memoria de Ángela Prieto —hay un manuscrito con versión más larga de la señora Rosalina García que se cantaba antiguamente en la misa de Gallo— y la debida distancia de seguridad debido a la pandemia. ¡Ea!