El mayor temor, el contagio entre personas
Octavio Rivero
coordinador de la Unidad de investigación del caule
La tuberculosis continúa siendo la enfermedad infecciosa que más muertes produce en el mundo, superando incluso al Sida. Sin embargo, los gobiernos están realizando campañas globales para su prevención, detección y curación que se está traduciendo en una disminución de su incidencia. Como contraposición, la de las micobacterias no tuberculosas aumenta.
Comparadas con los estragos que produce la tuberculosis, las micobacteriosis siempre se consideraron mucho menos peligrosas. Al contrario de la tuberculosis, que se transmite de persona a persona, las micobacteriosis son de origen ambiental, por lo que la exposición a las mismas es muy elevada. La confluencia de varios factores que incluyen el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades que facilitan su propagación, como la diabetes, el empleo de tratamientos modernos inmunosupresores necesarios en enfermedades como el cáncer o las autoinmunes, el saneamiento de las redes de abastecimiento con cloro, al que las micobacterias son parcialmente resistentes, están permitiéndoles producir enfermedades que hace unas décadas eran muy infrecuentes.
El mayor temor que inspiran es que puedan empezar a transmitirse también de persona a persona, por un aumento de su virulencia, dado que provocan enfermedades sobre todo pulmonares.
Confiamos en que esta situación no llegue a ser alarmante, pero debemos estar prevenidos para contrarrestar esta posibilidad, principalmente mediante programas de investigación de las micobacteriosis.
Una hipótesis preocupante postula que micobacterias inicialmente ambientales, al colonizar un pulmón humano, se debe adaptar a las nuevas condiciones de temperatura y un ambiente inmunológico hostil. Pero al conseguir sobrevivir, se van adaptando y aumentando su virulencia para el ser humano. Hasta que pueda llegar el momento en que se transmitan por via respiratoria micobacterias que ya se han diferenciado de las ambientases. Esto se ha demostrado en enfermos de fibrosis quística, en la que la infección por micobacterias es común y muy peligrosa.