Los padres se creen desorientados
El 57,83% de los padres españoles están comprometidos, se sienten responsables de la educación de sus hijos y son dialogantes, democráticos y afectivos. Sin embargo, el 42,17% restante se confiesan desorientados, es decir, sienten impotencia ante los cambios y la necesidad de autonomía de sus hijos, por lo que utilizan pautas «incorrectas» de educación e, incluso, algunos comportamientos agresivos. Estos datos son el resultado del análisis Valores y pautas de interacción familiar en la adolescencia, elaborado a raíz de encuestas a 1.200 personas (60% madres y 40% padres) con hijos adolescentes (de 13 a 18 años) y publicado por la Fundación Santa María. El informe sitúa entre las causas de conflicto entre padres e hijos adolescentes la falta de esfuerzo en interés en los estudios o en el trabajo en primer lugar para los chicos y segundo para las chicas. Otras causas son las malas contestaciones, salidas de tono o tacos, primera causa para las chicas y segunda para los chicos, mientras en tercer lugar se situán las salidas nocturnas, horas de llegada a casa, falta de colaboración en tareas de la casa y consumo de alcohol y drogas. Los valores que los padres de adolescentes consideran importantes son la honradez, como valor ético-moral, (74,7% en chicos y 75,2% en chicas), seguido por el valor intelectual e instrumental del estudio para «ser importante en la vida (51,3% y 50,7% en chicos y chicas). Así, se demuestra la importancia al saber como valor intelectual, pero desde una óptica pragmática. El documento elaborado por las profesoras de la Universidad de Valencia Petra María Pérez y Paz Cánovas también revelan la importancia que dan los padres a los valores instrumentales como pensar de forma autónoma, la participación en la familia, compartir responsabilidades con afecto y la lealtad. En los últimos puestos aparecen los valores religiosos (3,4 y 4,8% en chicos y chicas). Los padres que vivieron su adolescencia en un contexto más afectivo y con menos problemas y «tortazos» proporcionan un ámbito de socialización «más comunicativo e idóneo» para sus hijos. Los contextos violentos deberían ir desapareciendo porque es algo que se aprende y se reproduce.