Durante el último año, 582 personas entregaron al morir alguna parte de su cuerpo para salvar una vida
Sanidad destina 2.352.000 euros a reducir las negativas a donar órganos
Los donantes de órganos aumentaron desde junio del 2001 hasta ahora un 9,6%. Esto significa que 582 personas entregaron al morir alguna parte
También aumentan los trasplantes hepáticos (6,3%) y los de pulmón (9,3%). No obstante, el trasplante cardíaco sufre un retroceso del 10,6%, circunstancia que se atribuye a la bajada de donantes jóvenes como consecuencia del descenso de la mortalidad causada por accidentes de tráfico. También sufren un disminución los trasplantes pancreáticos en un 12,9%. Con motivo de la celebración del Día del Donante, el secretario general de Gestión y Cooperación Sanitaria, Rubén Moreno, dio a conocer los últimos datos sobre trasplantes. Según el responsable sanitario, la tasa interanual de donación alcanza los 33,7 donantes por millón de habitantes, lo que sitúa a España en el país con más donantes del mundo. Con todo, existe una importante lista de personas que están a la espera de recibir un órgano. El mayor número se encuentra entre los enfermos hepáticos y renales. Así, 4.014 pacientes tienen la esperanza de recibir un riñón, 583 esperan obtener un hígado, 119 un corazón y 85 un pulmón. Como dijo Rubén Moreno, los pacientes renales, por disponer del tratamiento sustitutivo de la diálisis, son los que más tiempo pueden permanecer en la antesala del quirófano. Según explicó la coordinadora de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), Blanca Miranda, la Administración se ha fijado reducir a un 15% las negativas familiares a donar órganos de sus allegados, una proporción que ya cumplen Cantabria, Asturias, País Vasco y Canarias. Por el contrario, las comunidades con menor tasa de donaciones son Galicia, Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía. El estancamiento del número de donantes se produjo en el 2000, cuando se llegó a tocar techo con la cifra de 33,9 donantes por millón de habitantes. Incluso cuando el fallecido ha manifestado en vida su deseo de donar órganos, el duelo por el atraviesa la familia hace que esa voluntad se frustre, según Moreno. Al acontecer muchas veces la muerte en situaciones inesperadas, la comunicación entre médicos y allegados se torna muy difícil.