Expertos de las principales agencias espaciales del mundo analizan en Madrid las próximas misiones espaciales
El hombre viajará a Marte en el 2020
La carrera hacia Marte está lanzada y los expertos se atreven ya hasta a poner fecha, aproximada claro, al momento en el hombre pondrá
«Esta década es la de Marte». Lo decía ayer James Garvin, director del Programa de Ciencia de la NASA, que participa junto a decenas de especialistas en la reunión del Grupo de Trabajo para la Exploración Internacional de Marte (IMEWG en inglés) organizada por el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA) y el Centro de Astrobiología. Los datos proporcionados por la sonda 2001 Mars Odyssey de la Agencia Espacial estadounidense permitían hace apenas una semana entonar un nuevo eureka a los científicos, al confirmar la existencia de vastos océanos de hielo subterráneo en el planeta. Esta circunstancia ha reavivado de nuevo el interés popular por la posibilidad de que, junto al agua haya señales de actividad biológica, y las especulaciones sobre la futura presencia humana en Marte. Los científicos, en todo caso, se muestran cautos tanto en un caso como en otro. Linkine explicaba que, con el grado actual de conocimientos técnicos y el avance de la ciencia astroespacial, el ser humano podría hollar la superficie marciana en dos décadas. Antes incluso si se resuelven algunas cuestiones pendientes. Una de ellos, la propulsión de las naves tripuladas que no podría ser química, sino eléctrica de origen solar, o bien atómica. El primer supuesto exigiría el despliegue de dos enormes paneles solares equivalentes «a dos campos de fútbol» cada uno. Radiaciones La opción nuclear, más cara, pondría a prueba los límites de resistencia humana a la exposición a las radiaciones. Máxime cuando un viaje completo al cuarto planeta del sistema solar podría durar entre seis y ocho meses, en función del sesgo de la misión, y dos años una expedición marciana completa. El hombre pondrá su huella en el planeta rojo porque es una vieja asignatura pendiente de la aventura espacial y de la vocación humana de «ir más allá», en palabras de Richard Bonneville, de la Agencia Espacial Francesa. Pero en términos científicos «no hay razón para mandar un hombre a Marte, los robots son mucho más eficientes», en opinión del Linkine. Y más baratos. Poner sobre la superficie marciana un explorador mecánico cuesta 1.000 millones de dólares. Una misión humana, más de 20.000 millones de dólares. A cambio, la presencia humana sería imprescindible en el caso de instalaciones permanentes en Marte en misiones de control de los sistemas.