Las ONG trabajan de manera frenética para realojar a las 12.0000 personas que se han quedado sin casa
El gobierno iraní reduce a 230 el número de muertos por el terremoto
El número de muertos a causa del terremoto que sacudió el sábado el noroeste de Irán asciende a 230, según anunció el domingo el Ministerio del
En la provincia de Qazvin, donde se produjo el epicentro del terremoto, un responsable de Cruz Roja habló de 212 muertos ya enterrados. Ayer, todos los medios oficiales indicaban que este seísmo, de 6 grados en la escala de Richter, causó unos 500 muertos y cerca de 2.000 heridos. Un día después de que un fuerte terremoto sembrara la tragedia en el norte de Irán, los equipos de rescate aún buscan supervivientes entre toneladas de polvo y escombros, mientras se espera la llegada de la ayuda internacional y se reciben condolencias de los dirigentes de todo el mundo. El ministerio iraní del Interior redujo de forma drástica las cifras de la catástrofe ofrecidas ayer por la agencia oficial de noticias local IRNA y por organizaciones internacionales, y cifró en 230 el número de víctimas mortales frente a las más de 550 anunciadas horas antes. El temblor, que alcanzó una intensidad de seis grados en la escala abierta de Richter, afectó a ocho provincias del norte iraní y en menor medida a la capital, Teherán, donde se repitieron escenas de pánico entre la población tras las réplicas. Rescate de las víctimas Dotaciones de bomberos y excavadoras del Ejército reiniciaron a primera hora de ayer las labores de desescombro en la localidad de Buin Zahra, en la provincia septentrional de Qazvin, lugar del epicentro, y en el resto de las zonas afectadas. Los trabajos de rescate se han visto dificultados por el fuerte calor que reina en la región, muy próxima a la costa sur del mar Caspio. La provincia está sobre una falla corta pero muy tensa que ya en septiembre de 1962 provocó un intenso movimiento sísmico que se cobró la vida de más 12.000 personas y destruyó casi completamente 124 aldeas. Qazvin es una provincia muy poblada en la que se alternan las montañas y el desierto, dedicada principalmente a la industria, con cientos de pequeñas fábricas de plástico o medicinas. El panorama en la zona es desolador, con los edificios derruidos y miles de personas en las calles, víctimas de la desesperanza por la pérdida de sus seres queridos, aunque agradecidos y arrodillados entre los cascotes de las mezquitas por haber salvado la vida. Muchos han comenzado, además, a enterrar a sus muertos en una carrera contrarreloj para identificar los cadáveres y cumplir la tradición musulmana de sepultar a los fallecidos antes de las primeras 24 horas del deceso. Los servicios iraníes de protección civil trabajan frenéticamente para reubicar a los más de 12.000 desplazados, muchos de los cuales han tenido que pasar la noche a la intemperie.