Diario de León

Cornada de lobo

Tiempo de magdalenas

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León

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Día en blanco, virgen la pantalla, ni asunto ni estofado en el panorama, se acabaron los perejiles y la cosa informativa se queda en caldo de castaña, vieja canción, «a los tontos de Carabaña se les engaña con una caña, menos a mí, que estoy aquí». Me zambullo en los papeles por ver. Llama la atención la foto de un emigrante africano en Tenerife sentado en un parque, royendo pensamientos, jalándose un bocadillo y, a sus pies, un alfombrón tupido de palomas disputando las migas que les tira; cerca, un perro leal. Los bichos no recelan del pobre porque saben que el mísero comparte con el animal flaco lo poco que tenga (menos un pordiosero de Pedrún al que los perros le huían despavoridos como si aventaran degüello; aquel tipo laceaba a los chuchos, los apiolaba, curaba su carne como cecina y curtía sus pellejos para hacer melenas a las yuntas o sobeos). Unas páginas más adelante, otra noticia sobresalta: el Vaticano acaba de excomulgar a siete mujeres que fueron ordenadas sacerdotes (sacerdotisa suena a vestal de la putísima Diana, diosa de la ballesta y del cartuchazo) en una barcaza sobre el Danubio por un monseñor argentino. Ratzinger se cabrea y les conmina a enmendarse o a caer en excomunión. Ellas, erre que erre, no se apean del orden sacramental. Cisma habemus. Si un obispo ordena, ese sacramento es inapelable según el derecho canónico. No pasará mucho y la Iglesia acabará aceptando la ordenación de mujeres. Al tiempo. En la misma patria de Ratzinger no sólo hacen falta curas y vocaciones, sino que empapelan a los que hay, pues andan ahora en juicios contra más de doscientos sacerdotes implicados en casos de pedofilia. Apabulla tanto arremangamiento de sotana que después la vuelven a plisar como si nada. Y esas mujeres recuerdan a curias y cardenales que cuando el Maestro decidió aparecerse por primera vez tras la resurrección, eligió a las mujeres, María de Magdala especialmente, la ramera de los ocupadores romanos, y no a los apóstoles. Y la última: un gigantesco prostíbulo de Melbourne, el Daily Planet, anuncia su cotización en Bolsa. Tiempos confusos: la religión se empapa de sexo y el sexo se hace religión con sus grandes basílicas llenas de ejecutivos, velas ahí.

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