Diario de León

Cornada de lobo

Pelayines y fedayines

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Santiago y cierra España se largó de Jerusalén en un ataúd de piedra después de que Herodes Agripa I le rebanara el pescuezo y tan sólo once años después de morir Cristo, embarcado en una nao capitana y fenicia, cruzó el Mediterráneo hasta llegar a la desembocadura del río Ulla donde el pesadísimo sarcófago, él solito y según cuenta la leyenda, remontó aguas arriba el curso del río hasta llegar muchos kilómetros después a Iria Flavia donde se le dio sepultura, una piragua era aquello, qué remonte, milagro gordo, de los que esnucan. Han venido después no pocos historiadores a pecisar patrañas y aseguran que a quien realmente encontraron en el sepulcro del Campus Stellae (Campus Dei le llaman a la universidad cazurra y no hay santo que asome todavía) no era, ni mucho menos, el apóstol, sino algún prócer seguidor de las doctrinas heréticas de Prisciliano, aquel obispo hispanorromano y gallego que discutía la Trinidad, atacaba a la Iglesia por su relajación de costumbres, se pronunciaba contra el matrimonio y que se ganó también la decapitación bajo el imperio de Máximo y tras un juicio que le montaron con mucha horma dogmática en Tréveris. Los priscilianistas siguieron gozando de no poco fervor leal entre la mucha parroquia que crearon en Galica hasta el siglo VII, así que lo probable es lo que asegura la lógica, más que la magia. Pero es que de Jerusalén salen todos por patas (hacia adelante muchas), cristianos entonces, los romanos siglos después, palestinos ahora y hasta los propios judíos que ensayaron su diáspora para acabar volviendo a las andadas y a los mismos modos siglos después. Volvieron a replicar la historia y a enmendarla. Y a felicitarse. Herodes Sharon se ha zampado nueve guajes en su éxito y su responso ha sido un brindis con sal y ceniza. Nueve niños reventados de un bombazo, pensó ese panzapego blindado, son nueve futuros terroristas menos. Pasa la botella y, a gollete, métete otro trago. Arde Jerusalén en el pebetero que algunos israelitas llevan incandescente en el tarro. Lo mismo hizo el pedófilo Almanzor con un infante que después canonizaron, Pelayo fue. En la diáspora interior palestina nueve pelayines pasan su alma a otros fedayines y la multiplican. Allá Alá.

tracking