Diario de León

Rosa Villacastín A LA ÚLTIMA

Los españoles y la alegría de vivir

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León

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Para cualquier especialista del corazón, los españoles somos carne de infarto: en España se fuma mucho, se bebe demasiado café y se duerme poco y mal. Y sin embargo, es precisamente esta forma de vida la que nos permite hacerlo durante muchos años y, por lo general, en buena forma. Que conste que no lo digo yo. Lo ha dicho en los cursos de verano de la Universidad de El Escorial, Luis Rojas Marcos, que ha sido director de los servicios de salud de la ciudad de Nueva York y superviviente a su vez de los atentados terroristas contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre. Para Rojas Marcos la esperanza de vida de los españoles es muy alta, la tercera del mundo. ¿Saben por qué?. Porque hablamos mucho, a todas horas y en cualquier lugar. Señal inequívoca de que estamos contentos, con lo cual neutralizamos los malos hábitos. Dice que lo que más le llama la atención cuando viene a España es ver a la gente hablando sola por la calle, en una cafetería o con el primero que se le cruza en el autobús. Hablar y reír no es sólo sano, es sanísimo. Una terapia que te permite echar fuera todas las preocupaciones acumuladas durante el día, en el trabajo o en casa. Ya lo dice el refrán: se nos va la fuerza por la boca. Lo que no está mal si con ello evitamos males mayores. En sociedades tan desarrolladas como la americana o las del norte de Europa, es donde los índices de criminalidad y suicidio son más altos, lo que quiere decir que el bienestar no es siempre sinónimo de felicidad. Hay algo que me fascina de este país nuestro: la cantidad de bares, cafeterías, lugares de diversión que hay por metro cuadrado. Da igual que vayas a San Sebastián, a Cáceres o a Málaga. Señal inequívoca de que la gente utiliza esos lugares para soltar la adrenalina que ha acumulado a lo largo del día. Ojalá todos los problemas se pudieran solucionar tomando un cafetito con el vecino del quinto o echándote una buena parrafada con el pariente. Hay quien dice que esta costumbre de estar más tiempo en la calle que en casa, son reminiscencias árabes. Seguramente es así pero, si como dice Rojas Marcos esa es una de nuestras virtudes, para qué vamos a cambiar. Agote usted los días que le quedan de vacaciones hablando por hablar que siempre será más gratificante que el tedio y la melancolía.

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