Diario de León

Algunos expertos aconsejan informar a los niños con cáncer de la situación real en la que están

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Elena de Regoyos - SANTANDER.
León

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El tratamiento psicológico se ha convertido en uno de los pilares fundamentales cuando una persona padece cáncer. Si el paciente es un niño la necesidad de hacerle comprender la situación en la que se encuentra es primordial, aunque los expertos difieren en la manera de hacerlo. Mientras Ramón Bayés, profesor emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, considera necesario explicarle al menor su estado real cuando se da el caso, la psico-oncóloga Tania Estapé opina lo contrario. Hace unos años entró en España la corriente americana, que consiste, precisamente, en informar siempre al paciente de cuál es su estado, aunque sea trágico. Sin embargo, Estapé puntualiza que «hay que analizar el componente cultural de una sociedad a la hora de introducir estas costumbres, porque nosotros somos diferentes a los americanos». No obstante, coincide con Bayés en que «hay que dar siempre bien la información al enfermo, y tienen que hacerlo las personas adecuadas, con las que tiene confianza». El profesor va más allá y, en lo relativo al niño, piensa que «hay que contestarles con honestidad, y si preguntan sobre la muerte decirle que no morirá sólo, sino acompañado de las personas que le quieren», aunque matiza que «no hay que comunicar más de lo que pide el niño, pero sí todo lo que él pregunta». Preguntas La mayoría de las preguntas, por otro lado, no giran sobre la muerte, sino sobre el proceso que le llevará a ella, como el dolor o el abandono. Además, la concepción del fin de la vida es muy relativa dependiendo de la edad del pequeño: antes de los dos años no son conscientes de ello, entre los 3 y los 5 lo asocian con una separación temporal, de los 6 a los 11 ya lo conciben como un cambio de vida, y a partir de esa edad saben que es el final biológico, algo irreversible. El trastorno que sufren los más pequeños es muy diferente del de los adultos, porque les supone muchos cambios en el ámbito escolar, entre los amigos e, incluso, los hermanos, que sufren celos porque el convaleciente recibe más cuidados y atenciones que los demás. Respecto a esto, la psicología ha contribuido a asesorar a las familias, que antes tendían a mimar sobremanera a los hijos con leucemia y, finalmente, se convertían en «niños imposibles», según Bayés. El Hospital de La Paz, de Madrid, puso en marcha un procedimiento que está dando excelentes resultados a la hora de tratar el factor psicológico, tanto del menor como de su familia, que sufre una gran impresión cuando recibe la noticia de que el pequeño sufre cáncer. «La acogida» Esta práctica, denominada «La acogida», consiste en reunir a toda la familia, amigos o cualquier persona cercana al niño el día en que ingresa en el hospital. Un doctor, una enfermera y un psicólogo, además de, ocasionalmente, otros miembros del equipo médico, están presentes en esta acogida para explicar los pormenores de la estancia del pequeño en el centro, cómo será la intervención, y todas las cuestiones que los familiares quieran plantear. De esta forma tratan con la mayor naturalidad posible la cuestión, y previenen la «conspiración del silencio», que a menudo surge alrededor del niño.

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