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Una pareja inglesa decide implantar un microchip anti-secuestro a su hija menor de 11 años

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EFE - LONDRES.

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Una pareja británica ha decidido implantar en el cuerpo de su hija de once años, Danielle Duval, un microchip para poderla localizar en el caso de que sea secuestrada, y prevenir así una tragedia como la sufrida por Jessica Chapman y Holly Wells. La penosa historia de esas dos pequeñas de diez años, que fueron presuntamente asesinadas por un vecino de su pueblo de Soham tras desaparecer de su casa el pasado 4 de agosto, ha conmocionado al Reino Unido y ha provocado que numerosas familias de este país se replanteen la seguridad de sus hijos. «Tras las noticias sobre Jessica y Holly, nos reunimos toda la familia para discutir sobre lo que había que hacer...», explicaron los padres de la menor, Paul y Wendy Duval. «Igual que nosotros, Danielle debe sentir que está protegida en todo momento y saber que podría ser localizada rápidamente en caso de emergencia... Creemos que este microchip la protegerá», añadió la preocupada progenitora, en declaraciones a la prensa británica. Un conocido experto en cibernética de este país, Kevin Warwick, profesor de la Universidad de Reading (al oeste de Londres), será el encargado de implantar en los próximos meses el diminuto artefacto en el cuerpo de la niña. Según Warwick, el transmisor, que mide unos 2,5 centímetros y cuesta en torno a los 30 dólares (unos 31 euros), se le introducirá bajo la piel del brazo o el estómago, en una operación con anestesia local que a penas llevará unos minutos. Cuando sea necesario, la señal emitida por el microchip podrá ser rastreada a través de una red de telefonía móvil o de un sistema de posicionamiento global, sobre un mapa electrónico. «El microchip podría apagarse cuando no fuera imprescindible su uso, para conservar las pilas activas», puntualizó el científico, quien admitió que todavía debe solventar el tema de cómo recargar las baterías. Kevin Warwick, famoso por haber conectado en el pasado su propio sistema nervioso a un ordenador en un experimento para mejorar las condiciones de los paralíticos, es consciente de que la idea de un implante de estas características levantará polémica, porque plantea cuestiones morales y éticas. En su opinión, es la sociedad la que debe pronunciarse sobre la cuestión, y «si la mayoría de británicos apoya una operación como ésta, la llevaremos a cabo por Navidad». El académico aseguró que, desde el dramático caso de Jessica y Holly, «numerosas» familias le han pedido información sobre su invento. Duval confesó que «es una vergüenza que uno tenga que llegar tan lejos para proteger a sus hijos, pero es mejor así que tener que arriesgarse a lo peor».