Los diseños de Victorio & Lucchino y de Armand Bassi han sido los más aplaudidos de la semana de la moda en Barcelona que cierra sus puertas con un balance desigual a pesar de los éxitos cosechados
Gaudí da paso a Cibeles
La Pasarela Gaudí de 2002 es ya historia. Con el desfile de las colecciones presentadas ayer por varios jóvenes diseñadores se puso punto y final a una semana que presentó varias novedades respecto a las anteriores ediciones. La aparición de firmas que nunca habían asistido al Gaudí y el buen nivel de las modelos fueron las notas más destacadas tras varios días de trabajo. El punto de encuentro de la moda en Barcelona no alcanzó, sin embargo, el nivel al que aspiraban sus impulsores. La pretensión inicial de colocar a la ciudad catalana en la cima de la moda a nivel internacional deberá ser fruto de un proyecto más trabajado y con más nivel de profesionalidad. El recinto que albergó la edición de la Pasarela Gaudí no fue el más adecuado para alcanzar los objetivos planeados. En varias ocasiones el recinto se quedó pequeño para albergar a todos aquellos que tenían invitaciones. Además, el Pabellón Italiano de la Fira de Barcelona es un lugar demasiado frío y poco acogedor para aportar el «glamour» necesario para que las colecciones atrapen al público y ayuden a promocionar la pasarela en todo el mundo. En desfiles como el de Victorio & Lucchino, sin duda el más visto de la semana, la sala se quedó pequeña. Demasiadas invitaciones concedidas teniendo en cuenta que el espacio únicamente podía dar cabida a 750 personas. Por otra parte, las más de 400 acreditaciones concedidas a los medios de comunicación tampoco deben confundir a nadie. La mayoría de pases de prensa estaban concedidos a medios locales y nacionales y más bien pocos a medios internacionales. Prueba de ello, es que la Pasarela únicamente congregó a un creador extranjero. Se trató de la firma italiana La Perla Llega Cibeles Días después del cierre de Gaudí, el salón de moda barcelonés, abre sus puertas la 36 edición de la Pasarela Cibeles de Madrid de la moda primavera/verano 2003. Un año en que los modistos «disidentes», que presentaban sus colecciones en distinto recinto y días, se han alineado con todos para hacer un frente común, convencidos por los síntomas de refuerzo que la Comunidad de Madrid intenta infundir a la veterana pasarela, que intenta convertirse en el referente único de la moda española.