La superficie forestal quemada crece en un 20% respecto al 2001

Las altas temperaturas y la escasez de lluvias durante el verano son dos factores que elevan el riesgo de incendios forestales durante la época estival. Sin embargo, los meses de junio, julio y agosto no han sido como los de otros años, en los que las inundaciones han sido las protagonistas de las vacaciones. Esta circunstancia ha hecho que el número de incendios se redujera de las 60.000 hectáreas arrasadas en el 2001 hasta las 38.000 de este año, es decir, un 30% menos. Durante los ocho primeros meses del año se declararon 6.365 incendios superiores a una hectárea y 11.955 conatos, frente a los 4.160 y 7.389 del 2001, respectivamente. En cuanto a los grandes incendios -los mayores de 500 hectáreas- los datos son más favorables: se han producido seis -aunque cinco de los cuales ocurrieron durante el mes de agosto-, una cifra muy inferior a los 23 de la media del decenio y la más baja desde 1992. Datos positivos Según el balance provisional del Ministerio de Medio Ambiente, 20.796 de las hectáreas arrasadas corresponden a superficie arbolada -frente a las 14.989 del año anterior- y 53.163 a superficie de matorral y monte bajo, 18.964 más que en el 2001 (34.199). Los datos más positivos son los que corresponden a la vegetación herbácea, ya que se han quemado 5.715 hectáreas de superficie de pastos y dehesas (14.547 en 2001), 8.832 menos que en el mismo periodo del año pasado. En conclusión, el área forestal afectada representa el 0.294% de la superficie total, frente al 0.236 del año anterior. Aunque las cifras siguen siendo alarmantes, este verano han ardido un 30% de hectáreas menos que en el 2001, una pequeña mejora que no sólo ha tenido que ver con la variación de la temperatura, sino también con el plan especial activado por la Guardia Civil durante los meses de verano para prevenir incendios, preservar las masas forestales e impedir el deterioro del medio ambiente. El dispositivo, que comenzó el pasado 1 de junio y estará en marcha hasta finales de septiembre, mantiene a 35.000 agentes en estado de alerta permanente. Galicia ha sido una de las Comunidades Autónomas más afectadas por los incendios forestales durante el verano, disparando las cifras globales desde principios de año.