Diario de León

Cornada de lobo

El protoculo de los sabios

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León

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Se celebrará esta semana en la universidad un curso sobre protocolo, imagen y relaciones sociales empresariales. Estupendo. Vuelve el protocolo. A más democracia, más ganas de distinguirse; aunque es cierto que sobra pelo de dehesa en trajeados que se croman la cara y la cartera y cansa ya el teatrillo torpe y gañán que se ve por estos mundos de la ceremonia social, desde el vino español en municipio remolachero hasta el estrado de un congreso institucional. Que este es un país de nuevos ricos y de pijos forrados de cuero, es algo que se nota en el creciente bulto de enterados en enologías y cosechas del Duero, listos actualizados en marcas de toda ralea y estilistas en atrezzo vestimental de mucha marca, así como devoradores de libros de urbanidad y normas de buen tono que te exhiben a la mínima sus profundos conocimientos de cómo torear un rodaballo con la jodida pala del pescado, que decía el Guerra, o que no debe saludarse a un ministro con la bragueta abierta. A uno lo del protocolo le sugiere siempre aquel libro tan mentado, «Los protocolos de los sabios de Sión», un panfleto antisemita que circulaba en el franquismo como catecismo revelador de lo malísimos que son los judíos. Pero al margen de «acta de un acuerdo o congreso deplomático», «serie de escrituras o documentos que autoriza o custodia un notario», protocolo significa mayormente «regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre». Ahí pretendíamos llegar: a parecer embajadores o mariscales de campo. El protocolo, que no era mayor cosa en las sociadades naciadas en corro -círculos sin primero ni último- como este consejil universo cazurrro, busca y consagra la necesidad de establecer bien visibles las desigualdades entre la gente y la obligación de mantenerlas. Es, en suma, la verticalidad divina contra la horizontalidad humana: tú, arriba; tú, abajo; y tú, a la puta calle, que no me traes el esmoquin como Pitita manda. Arriba y abajo. Los salones públicos se construyen así hoy. El pueblo es nada y se diseña espacio de plebe bajo estrados de rango y poder. También es cierto que la primera publicación de esta universidad fue el reglamento de protocolos y ceremonias; quién primero. Y así estamos.

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