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Dos británicos y un estadounidense logran el premio por identificar los genes que regulan la vida de los órganos

El Nobel de Medicina distingue a tres investigadores de la genética

El Premio Nobel de Medicina 2002 ha recaído en los británicos Sydney Brenner y John E. Sulston, y en el estadounidense H. Robert Hor

Robert Horvitz y John C. Sulston

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Colpisa - ESTOCOLMO.

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Este nemátodo ha sido utilizado como un sistema experimental modelo, para observar la división celular y la diferenciación entre un óvulo fertilizado y un adulto. Los premiados han identificado los genes claves que regulan el desarrollo de los órganos y la muerte celular programada, y han demostrado que también existe esta correspondencia en otras especies, incluso en el ser humano. El británico Sydney Brenner, nacido en 1927, fue el que tomó este nemátodo como modelo y estableció una relación entre el análisis genético y la división celular, la diferenciación y el desarrollo de órganos. Brenner fue el encargado de dar los primeros pasos en la investigación con este nemátodo y estableció que unas mutaciones de genes específicos podían ser provocadas en el genoma del nemátodo con el compuesto químico EMS, y por lo tanto unas mutaciones diferentes podrían estar relacionadas con genes específicos y con efectos concretos en el desarrollo de órganos. Por su parte, John Sulston, nacido en 1942, realizó el mapa del linaje celular, en el que todas las divisiones celulares y las diferenciaciones podían observarse en el desarrollo de los tejidos del nemátodo. Sulston también mostró que unas células específicas entraban en una muerte programada como parte del proceso normal de diferenciación, e identificó la primera mutación de un gen que participaba en el proceso de muerte celular. Además, demostró que el linaje celular es invariable, y así cada nemátodo desarrolla exactamente la misma división celular y la misma diferenciación, y siempre desaparecen unas células concretas durante la muerte celular programada. El investigador Robert Horvitz descubrió y caracterizó los genes claves en el control de la muerte celular del nemátodo. El científico mostró cómo estos genes interactúan entre ellos en el proceso de muerte celular y la existencia de los genes correspondientes en los seres humanos. Todas las células del cuerpo humano proceden de las fecundación de un óvulo y las relaciones entre ellas se denominan linaje celular. Para mantener el número adecuado de células en los tejidos es preciso un equilibrio entre la división celular y la muerte celular. Por este motivo, las células deben diferenciarse de forma correcta y en el momento adecuado, para dar lugar al tipo correcto de célula que formará parte de un órgano. A través de las investigaciones de estos tres galardonados se ha podido comprender algo más sobre cómo se controlan estos procesos celulares complicados. En el campo de la muerte celular programada, los científicos llamaron la atención sobre la necesidad de que al mismo tiempo que se generan células es preciso para el desarrollo del embrión la muerte de un número igual de células.