Max Cotilla Con el corazón en la mano
Se casó con una casa
Hay en la revista que saluda un reportaje superior. Además de sacar a Estefanía, la princesa huracán, diciendo que ella aprovecha por si acaso un día se acaba todo y que está harta de que le acusen de ser una conductora precoz y bastante manta y desmiente, categóricamente, que ella matara a nadie. Tampoco ha llevado una vida muy propia de princesa, lo que la ha evitado casarse con un príncipe, por ejemplo, pero le ha permitido por otro lado, pasárselo en grande cantando, bailando, diseñando, ligando y gastando pasta gansa que para eso es rica de familia y le dio lo mismo hacer una mala boda. Sí, la verdad es que es poco habitual una vida como la de Estefanía, tanto en princesas como en gente normal. Bueno, eso Estefania que se casó con un guardaespaldas, pero previamente, la misma revista nos muestra a una señora con sombrero (también rica de familia) a la que le da por otra cosa: casarse con una casa. Desde los 14 años (ahora tiene más), Rebeca estuvo enamorada de un castillo inglés y en junio pasado consiguió casarse con el dueño y acto seguido tomó posesión de las habitaciones, despachos, salones y pasillos por donde deambula elegante y desenfadada al mismo tiempo, después de posar en la puerta con dos perros que no se parecen en nada a perrikis, el perro que llama al timbre y le gusta ladrar a los caballos de Alicia, Olaya, Marta, Arturo, Gonzalo y Jose y a las yeguas de Tori y de Noé. He dicho. Así las cosas desde el principio, que Esther Cañadas, otra que casó mal, se lo crea todo del amor, los novios, el matrimonio y demás; que Isabel Gemio siga con la herida abierta por una mala boda; o que Claudia Schiffer esté de compras por Nueva York, son cosas baladís, en nada comparables al cabreo de Rocío I por lo que una dijo del novio de Rocío II, que se llama Fidel. ¿Qué tiene Fidel? - La mano muy larga, dice una. - Es güeno, dice la otra. - La demando, dice Rocío que ya pone a su abogada otra vez en danza por los títeres que tiene en los juzgados. No paran. Mariugenia y Fran están cada vez más cerca. Uno en la playa y el otro en la toalla. Uno en Guzmán y el otro en la Condesa. Otra mala boda que puede acaar bien. No como el asunto de la playa, porque el ayuntamiento sólo nos da gratis el aire del otoño. Amén de lo susodicho, otros impresionantes documentos los encontramos en la portada de la semanal, donde Chenoa prepara sus vacaciones; en la que se lee, dondre nos sorpenden los nuevos operados del triunfo; o la del horario corto, donde Rocío I defiende al novio de Rocío II. Y en el maremágnum de páginas y fotos aparece Lolita, que se ha vuelto más joven por ser feliz consigo misma y no por el bisturí, carabirurí, carabirurá. Lo peor es que la Pantoja sigue cabreada con los Rivera y el abuelo reclama que le lleven a su nieto. Un serial seriado en serio. Y teniendo a los famosos en plan familiar, poco dados a ir en bikini por la arena, poco más porque ni siquiera sale Jezulín y es una pena. En fin, las cosas como son, que si no fuera por Jurado and Cia. ésto nos aburriría. Menos mal que nos queda el oeste peninsular, el bar de Pepe, el de Sebi y otros parecidos, así Frasi y yo podremos tomar un vino, o dos, con Guzmán o no. Fin.