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La escritora antillana Maryse Condé

Publicado por
León

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pilar martín

Para la escritora francesa y Premio Nobel Alternativo de Literatura Maryse Condé la pandemia del coronavirus «tal vez no indique el fin del mundo», pero sí que tiene algo claro, que se trata de «los albores de cambios importantes» en este mundo del que la exaspera «la hipocresía y la arrogancia».

Hace 24 años Condé sorprendió con la novela La deseada, una obra que ha vuelto a releer en «una ocasión» y que escribió «como respuesta ante los males de una sociedad en particular», la suya; una obra que ahora, con motivo de su reedición en España, destaca la autora por su «fuerza».

Nacida en 1937 en el pequeño archipiélago de las Antillas de Guadalupe (región de ultramar francesa), esta luchadora por los derechos de la mujer lleva años, muchos, viviendo en Francia, desde donde contesta a Efe a una entrevista con motivo de la reedición por parte de la editorial Impedimenta de esta novela.

—¿Cómo está? ¿Cómo está viviendo esta situación de pandemia y qué futuro ve para el mundo ante esta realidad?

—Nací y crecí en Guadalupe, una pequeña isla del Caribe. Esto implica que mi pensamiento y mis reacciones no son iguales a los de una mujer occidental. Me enseñaron que el mundo estaba repleto de signos y que era preciso saber descifrarlos. Para mí, esta pandemia que no logramos dominar y este virus que no cesa de mutar tal vez no indiquen el fin del mundo, pero sí los albores de cambios importantes. Es necesario reaprender a vivir, respetar la Naturaleza y a los animales.

—‘La deseada’ vio la luz por primera vez en 1997 y ahora una editorial como Impedimenta la recupera en España, ¿qué sensación le produce el regreso de esta novela que, en realidad, nunca se ha ido?

—Escribí La deseada como respuesta ante los males de una sociedad en particular: la mía. Quería denunciar la forma en que se trataba a demasiados niños, traumatizados por la ausencia del padre. Me hace feliz saber que en España mi voz se escucha y que el libro se está abriendo camino, aunque sea tarde.

—¿Cuántas veces se ha leído esta novela desde que la publicó?

—Un autor nunca relee sus libros: descubriría faltas y debilidades que no supo corregir en su momento. Con La deseada hice una excepción, pero solo porque una actriz guadalupeña realizó una adaptación teatral y la representó en varias ciudades, tanto en Francia como en las Antillas.

—¿Qué piensa ahora de ella?

—Me gustó la fuerza de la novela y la forma de plantear los problemas. Me quedé admirada por haber tenido el coraje de escribirla y por haber sido capaz de oponerme a lo comúnmente aceptado.

—¿Qué significa esta novela para usted en la actualidad?

—Esta novela demuestra que siempre he sido sensible al sufrimiento de los niños. Por desgracia, en la actualidad muchos siguen sufriendo negligencia y malos tratos. Es cierto que problemas como el de la bastardía se dan cada vez menos, pero aún no se han erradicado del todo.

—¿Recuerda las sensaciones que tuvo cuando escribió esta novela?

—En alguna ocasión ya he contado que una de mis hijas, que es abogada, me hablaba de los casos de incesto, abandonos y violaciones en los que trabajaba; y que me inspiré en sus alegatos para urdir la trama de la novela. Yo conocía las situaciones que me describía, pero nunca había sido del todo consciente de la magnitud de sus consecuencias, pues crecí en una familia muy unida.

—¿La literatura sin verdad es literatura?

—No. Por supuesto que no. Esta pregunta reenvía a los problemas esenciales de la literatura. Siempre entra en juego lo vivido y hay una parte de experiencia personal en todo relato. El autor solo puede inventar a partir de lo real.

—La fuerza de su personaje Marie-Noelle sigue sorprendiendo años después, ¿qué aprendió de ella mientras la escribía?

—En parte, Marie-Noelle soy yo. Necesité mucha fuerza de voluntad para llegar a ser profesora de literatura francófona en la prestigiosa universidad de Columbia. Aunque, a diferencia de Marie-Noelle, yo siempre he contado con el apoyo de mi familia y de mi marido.

—¿Qué ha hecho la literatura por usted?

—Todo.

—¿Qué querría que la gente pensara de sus textos?

—Quisiera que me siguieran leyendo el mayor tiempo posible.

—¿Qué es lo que más le exaspera de este mundo?

—Siempre me han desagradado la hipocresía, la arrogancia, la intolerancia, la falta de respeto hacia los demás.

—¿Con qué sueña, y qué metas le quedan por cumplir? ¿Tener el Nobel es un sueño por cumplir o los premios no están en sus objetivos?

—Los premios no son mi objetivo. Salvo en contadas excepciones, los libros premiados y celebrados de manera unánime por los medios de comunicación me parecen carentes de interés. Sin embargo, me hizo muy feliz y me llenó de orgullo recibir, hace dos años, el «Premio Nobel Alternativo» de Literatura. Resulta contradictorio. Lo sé y no lo escondo.