EL FUTURO DEL YA EX PRESIDENTE
Cuando Donald Trump subía por última vez al Air Force One camino de su residencia de Mar a Lago, en Florida, al ritmo de la canción «YMCA» del grupo Village People, dejaba atrás cuatro años de turbulenta presidencia, para retomar los mandos de su empresa y tratar de poner orden a su desbarajuste financiero. En los últimos meses de su primer y último mandato, la prensa local, con el New York Times a la cabeza, aireó sus problemas con el fisco, que mantiene abierta una auditoría que podría costarle 100 millones de dólares.
Según datos revelados por los medios estadounidenses, se sabe que el famoso constructor de las torres Trump debe, entre otras deudas, en torno a 285 millones de dólares por su edificio en la avenida de las Américas en Nueva York, 170 millones por el hotel Trump International, en Washington, 162 millones por un rascacielos que levantó en San Francisco y otros 125 millones por el hotel y campo de golf Trump National Coral en Miami. Unas deudas que, según la revista Forbes, debe resolver en los próximos tres años.
En total, el empresario debe hacer frente a un agujero de en torno a 1.000 millones de dólares, que, sin embargo, para la revista Forbes no suponen que esté «arruinado», ya que sus activos, según los cálculos de esta publicación centrada en hacer estimaciones patrimoniales de famosos y personalidades, se elevan a 3.660 millones. Sus problemas financieros no se reducen solo a los bancos, ya que tras el allanamiento del Congreso, la Asociación Profesional de Golf anunció que no disputará su campeonato de 2022 en el Trump National Golf Club Bedminster en Nueva Jersey.