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León

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José Peñín es un sabio en caldos, la máxima autoridad española en estudiar, catar y describir el sexo multiorgásmico del vino. Su guía de vinos es el obligado vademecum en todas las cocinas de primor de este país, o sea, España (el resto es pasisín). José Rodríguez Quirós -hijo de don Constante, honorable tratante en vinos en su Láncara natal en cuyos menesteres le tocó arrimar de guaje el hombro y acarrear pellejos- es autoridad magistral en los estrados, pero también en el vino compartido, nunca solo, y concelebrado en amistad, pura gana de vivir. Ambos fueron nombrados ayer Bodegueros Mayores de este reino nuestro que, en cuestión de vinos, tiene detrás más de veinte siglos de historia, pues ya los astures le daban la morapio para asombro de los primeros espías geógrafos que lanzó Roma en avanzadilla por estas tierras reticentes a lo romano y sus legiones. Y con Quirós y Peñín la sobremesa hubo de ser necesariamente una lección de saberes y de honda cordialidad, salpimentada sobremesa de conocimiento y anécdotas. Hablamos del vino desde el fudre a la barrica, desde el jarro al cántaro. Vino de León, humilde y gloriosa descripción de lo que es un vino de tierra, sangre de arcilla pedregosa, vino honrado de agujilla y alma con brincos; vino que no atormenta. Decía Peñín que en los últimos cinco años, los vinos leoneses, especialmente los bercianos, han experimentado una muy notable mejoría en su cuerpo y conciencia. León vuelve a una historia del vino en la que vino contando mucho. ¿Una prueba?... Ahí tienes, aunque no pocas andan hundidas de fondo y esqueleto, las sesenta mil bodegas excavadas en tierra que poblaron los campos leoneses desde el Valderaduey al Cúa, desde Castrocalbón al Bernesga. Sesenta mil es cifra que da idea de lo que trasegaba esta tierra. Pero de la fecunda charla con estas dos eminencias, quedó un nombre: tostadillo, el dandy de los vinos con espíritu, vino de uva verdecilla secada en la tenada y rezumada en enero con sus azúcares en gloria. Ya no se ve tostadillo por el mundo de la cazurrería andante. Hicimos voto de rescatar y agrandar los viejos tostadillos leoneses, que bebidos con amarguillos de las monjas de Sahagún acarrean, por si no lo sabías, indulgencia plenaria.