Retraso en la formación de residentes
«A nadie le hace gracia ir a equipos ni urgencias covid»
El Hospital de León ha echado mano de los residentes para los equipos covid, un destino obligado en primera línea en la pandemia que ha frenado la formación, la rotación y las prácticas en sus especialidades. «Sabemos mucho de covid, pero menos de lo nuestro», lamentan. Lo mejor, el trabajo en equipo. El centro desmonta mañana estos grupos por la mejora de la incidencia.
El Hospital de León desmontará mañana los equipos covid tras superarse el pico de ingresos por la enfermedad. Estos grupos, formados por distintas especialidades, fueron la tabla de salvación a la que se agarró el centro sanitario ante la imprevista avalancha de ingresos de pacientes entre marzo y mayo. A esta misma organización se volvió a recurrir en la tercera ola, más virulenta. La mayoría de los médicos que integraron estos equipos estaban en distintas etapas de sus cinco años de formación como especialistas. El 60 % de los 180 residentes de diferentes especialidades han engrosado los equipos covid de León. La dirección del Caule echó mano de los residentes de Medicina (MIR), Enfermería (EIR), Farmacia (FIR) y Psicología (PIR), que vieron como la pandemia truncaba su obligada formación con la cancelación de rotaciones en otros centros, servicios y actividades para su instrucción. En la primera ola, el hospital también se quedó sin los doce estudiantes que acuden desde la Facultad de Medicina de Salamanca para hacer prácticas en León, modelo que sí se ha mantenido durante la tercera ola.
Siempre supervisados por un especialista adjunto, los residentes del Hospital de León han sido el brazo fuerte de los equipos covid para atender a los enfermos durante las hasta ahora dos grandes olas de la pandemia. «A nadie le hace gracia ir a los equipos ni a las urgencias covid, no es agradable», destacan.
Carlos Mier Bango es residente de cuarto año de Neumología. Por su especialidad, es uno de los que menos ha sufrido la carencia de formación ya que el pulmón es uno de los órganos más afectados por la covid-19, pero no es la única. «Me enviaron al equipo covid desde que comenzó la pandemia en marzo del año pasado. Estaba en mi tercer año de residencia. Todas las rotaciones se suspendieron. Tenía que haber ido a un hospital en Madrid pero me lo cancelaron. Había mucha incertidumbre, cada día ingresaban más personas y las noticias eran cada vez peores. Ahora, por mi especialidad, estoy más seguro, aunque esta tercera ola ha sido mucho más dura».
«Vivir una pandemia como residente dentro de un hospital tiene enseñanzas positivas y negativas», asegura Julia Núñez, residente de quinto año de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). «Es una situación de máximo estrés, que hemos aprendido a manejar, y a pesar de la adversidad hemos podido salir adelante gracias a la ayuda del equipo».
El virus arremetió con tal fuerza en los desprevenidos hospitales que pilló al personal no sólo sin la formación suficiente ante una enfermedad mundialmente desconocida, sino sin apenas equipos de protección y con desconocimiento e improvisación para afrontar una emergencia sanitaria de tal magnitud.
«Hemos hecho un gran esfuerzo, pero a los residentes no nos ha favorecido, no se puede sacar nada positivo», lamenta Manuel Martín, residente de quinto año de Medicina Interna. «Nos hemos enfrentado a una pandemia, pero no hemos aprendido lo que queremos. Sabemos mucho de una enfermedad como la covid-19, pero poco del resto de nuestra especialidad. Hemos visto a pacientes que poco tienen que ver con nuestras especialidades. Ha sido apasionante, pero pasamos mucho miedo ante el temor de contraer la enfermedad y de contagiar a nuestras familias».
¿Qué es un residente?
Profesionales con carrera que tras un duro examen acceden a los hospitales para formarse en sus diferentes especialidades durante cinco años
La compensación profesional y económica ha sido también desigual. La dirección del Hospital envió a la Gerencia Regional un listado con los residentes que formaron los equipos covid, pero a los que por su especialidad formaban parte de la atención directa de estos pacientes, como es el caso de Neumología, no recibieron compensación económica, ni se les reconoció como periodo de formación para sumar puntos en la bolsa de empleo, como se compensó a otros compañeros. «Hemos perdido formación y remuneración porque sólo hemos visto a pacientes covid».
«Ha habido descontrol, sobre todo en las listas de los residentes de primer año», dice Isabel González, residente de primer año de Digestivo. «He ido más que otros a Urgencias y sólo ves una patología, a parte de la protección extrema que tienes que vigilar». Por el servicio de Urgencias pasan los residentes de primer año.
Rubén Pérez es residente de cuarto año de Digestivo. «Estuve dos meses en equipos covid en la primera ola haciendo turnos. Me suspendieron una rotación para aprender técnicas de endoscopia, y eso no es recuperable. Tampoco hemos podido ver a los pacientes en consultas presenciales, las citas de endoscopias se han reducido. En general, la experiencia no es muy gratificante. No hacer técnicas, ni adquirir habilidades durante este tiempo nos perjudica. aunque no ha sido igual en todas las especialidades».
Carmen Gilabert es residente de primer año de Hematología. «No he estado en equipos covid, pero sí en la zona sucia de Urgencias» (se denomina sucia a los boxes en los que están pacientes contagiados con coronavirus). «Y hay que decir que destinar casi todos los recursos al covid ha perjudicado a otros pacientes, como los oncológicos. Las personas con cáncer vienen en muy mal estado, muy malitos. Se han cancelado citas, muchos tenían miedo de venir los primeros meses, por eso vemos ahora lesiones en estadios más avanzados».
Zulema Rodríguez es residente de Farmacia Hospitalaria de tercer año. «No he estado en los equipos, pero nos ha afectado en la formación porque no hemos podido hacer rotaciones externas, que fueron suspendidas durante al comienzo de la pandemia y después ha sido difícil de recuperar, denegándose algunas de ellas por parte de la Gerencia Regional de Salud».
El jefe de estudios del Hospital de León, Santiago Vivas, asegura que nunca antes se habían denegado las rotaciones de los residentes en otros hospitales fuera de la Comunidad. «Los autoriza la dirección del centro, pero es la Gerencia Regional la que les da el visto bueno y ahora ponen muchas dificultades. La rotación externa es importante para el aprendizaje de técnicas que no se pueden hacer en el hospital, como en el caso de los trasplantes de órganos, por ejemplo. La Gerencia Regional quiere que se queden dentro de la Comunidad y no vayan a hospitales de otras comunidades. Hemos protestado porque los hospitales de Castilla y León o no tienen esas mismas técnicas o están sobrecargados. Creo que los residentes tienen que tener otra visión de cómo se hacen las cosas en los grandes hospitales del país».
Victoria Cano, residente de cuarto año de Digestivo. «Perdimos dos meses de formación en la primera ola y una semana en la tercera. Con las consultas telemáticas no estás en contacto directo con el paciente. También se han reducido las prácticas de endoscopia. Estamos viendo tumores avanzados y enfermedades hepatológicas vinculadas al alcohol, por el aumento del consumo».
Contratos estables
Algunos residentes ya han recibido la primera dosis de la vacuna, otros esperan, pese a formar parte de los equipos en primera línea. «Vacunan por servicios. A los residentes de primer año, como han estado en Urgencias, ya los han vacunado con la primera dosis. Al resto nos vacunan cuando le toque al servicio de nuestra especialidad».
La participación de los residentes en los equipos covid está por encima de la media del resto de los profesionales del Hospital. Así lo asegura el responsable de la formación, Santiago Vivas. «Se ha tirado de los residentes porque dicen que tienen una formación más integral. Lo han hecho sin apenas protección y los pacientes han estado muy bien atendidos. Los que formamos la comisión de docencia protestamos cuando volvieron a tirar de ellos en la tercera ola». Para Vivas, la mejor recompensa al esfuerzo son los contratos estables. «Lo que ha faltado de formación no son diferencias insalvables, se puede recuperar y necesitamos efectivos y estos que se han sobrecargado de trabajo durante la pandemia están sobradamente preparados».