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León

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Justo ahora que el otoño comienza a ser gatera para que se cuele el invierno, los celtas ajusticiaban el año cumplido e iniciaban una nueva cuenta. Curiosamente, las celebraciones del añonuevo se convocaban junto a sus muertos, eran fiestas que partían de su honra invocando el germen de la vida que duerme a flor de tierra junto a ellos para que no faltaran ni fallaran en la nueva primavera. Es curiosa y hasta metafísica esta forma de entender y ordenar el calendario, pues la muerte invernal no es el final del cómputo, sino el principio. Es algo obvio: la vida nace de la muerte, no al revés; y esto es ciencia pura. De aquella forma de entender el pulso biológico y el ritmo de las estaciones nos ha quedado nuestra celebración de difuntos... y algo más, la vuelta al pueblo abandonado, la cita en el camposanto, ritos de santo malvar, y el reajuntamiento familiar, la cazuela de perigüela con patatas y bacalao tan ligada por tradición a las comidas de funeral, los magostos orujeros con epílogo de pajar y horno comunal... En ningún otro momento del año se celebra la vida como en estos tránsitos de bosque húmedo y despensa retacada, días de caza con los amigos lejanos concitados en la mano y el ojeo, días de estofados en la lumbre y del primer vino sobre la mesa, días de levantar con leña cortada el parapeto contra el invierno para que el fuego familiar ponga a todas las chimeneas a escribir garabatos de humo sobre los tejados, señales de vida, indígenas hablando con los dioses. Otra lumbre de promesa vi encenderse este fin de semana. Convocados al terruño y al origen por el Círculo Empresarial Leonés, se allegaron a la cuna y a esta muerte otoñal leoneses de lejanía cercana, gentes de empresa que han demostrado fuera lo que quizás aquí no fue posible. El éxito premió su terca ilusión y en su mano o su destreza pueden estar algunas claves necesarias para que el pesimismo cazurro se apee de la boina que le blinda el cerebro impidiendo que entren las ideas, a no ser a rastras. Darles la oportunidad de que nos enseñen es signo inteligente y obligación prioritaria. Que el rito otoñal les traiga cada año... y cada primavera; que nos ayuden a contruir veranos. El primer paso se ha dado ya. Hay que hacer costumbre la ilusión.