Pasión mitológica y erótica en El Prado
Dispersas desde hace casi 500 años, el museo reúne obras con la influencia de Tiziano, decisiva en Rubens, Velázquez, Ribera o Poussin, todos en la muestra
«Es un sueño cumplido. Uno de los grandes anhelos de todos los historiadores del arte y directores de este museo». Así se refiere Miguel Falomir, director del Prado, a Pasiones mitológicas exposición que hace historia al reunir por primera vez desde el siglo XVI las seis ‘poesías’ de Tiziano, espejos de la pasión, el poder y la muerte, pintadas por encargo de Felipe II. Unas obras de influencia determinante que abrieron un inédito espacio de libertad para la pintura y cuyo influjo se percibe en Rubens, Ribera o Velázquez, todos presentes en la muestra.
«Tiziano entró con ellas en un terreno de libertad vedado a la pintura religiosa», destaca Falomir de unas pinturas en las que, deseo, pasión, belleza y venganza van de la mano. «El pintor más famoso de su época recibió este encargo del monarca más poderoso, y de él surge el conjunto de pinturas mitológica más influyentes de la Historia del Arte, copiado, versionado e imitado generación tras generación y que están en el ADN del Prado», apunta Falomir. Gran experto en Tiziano, Falomir es comisario de la muestra junto a Alejandro Vergara, jefe de conservación de pintura flamenca y escuelas del Norte.
En cartel hasta el 4 de julio, reúne 29 obras, 16 del Prado y 13 de otras instituciones. Nueve de ellas son de Tiziano, seis las legendarias ‘poesías’ pintadas para Felipe II entre 1553 y 1562. El Prado tiene en su colección Venus y Adonis (1554). La National Gallery de Londres y la de Edimburgo conservan de forma compartida Diana y Acteón y Diana y Calisto (1556-59). El Museo Isabella Stewart Gardner de Boston conserva El rapto de Europa (1559-62). La colección Wellington de Londres Dánae (1553), identificada hace poco como la primera de la serie, y la también londinense colección Wallace atesora Perseo y Andrómeda (1554-56). Tiziano las llamó ‘poesías’ porque el maestro veneciano quería equipararse a los poetas con unas escenas que son invenciones intelectuales y distinguen la historia de la fábula.