Revenga y Quijano: una Pasión musical
El cedé ‘Entre Varales’, con temas como ‘Señora de Señoras’, de los dos entusiastas leoneses de la Semana Santa, a partir de mañana a la venta con el DIARIO DE LEÓN
Si no fuera porque la tradición ya estaba inventada, Jorge Revenga hubiera sido uno de los artífices de que la Semana Santa de León así lo fuera. Entre varales , un cedé que hay que tener, lo confirma. Con La Horqueta, asociación entusiasta, empezó todo. Aunque aquel poema Señora de Señoras , obra de Revenga fue el detonante cuando Manolo Quijano decidió ponerle música. Ambos, apasionados de la celebración religiosa más importante de León, dan así con Entre varales , el cedé que a partir de mañana se puede conseguir con el DIARIO DE LEÓN a un precio de 9,95 euros, más cupón. «Cuando hicimos Señora de señoras , que llegamos a estrenar y tocar por ejemplo en la Iglesia del Mercado, y nos animamos y llegamos a hacer otras dos canciones, le dije: ‘Manolo, ¡qué hacemos ahora!’», relata. Y así decidieron hacer este disco que contiene diez temas como los diez días de la Semana Santa leonesa.
Son así una decena de canciones con poemas de Jorge Revenga en su mayoría, y también de Alejandro García Montero y Mario Díaz Ordás. Y son un recorrido pasional y apasionado entre lo religioso y lo musical de Quijano.
«Puede resultar chocante que musicalmente haya diferentes ritmos. Que, claro, se corresponden a la música de Manolo Quijano padre, Papá Quijano», remarca Revenga.
Y así, ese espíritu de compartir desde lo artístico también se ve reflejado en lo solidario, puesto que todos los beneficios que se obtengan irán destinados a la oenegé SED, con el fin de apoyar la educación en África. Este eco de hermandad viene también corroborado por la inestimable colaboración de la empresa leonesa Centros Auditivos Oírnos, que corrió con todos los gastos de la grabación.
Y junto a la clara intención de ser embajadores de la Semana Santa de León, Manolo Quijano como Papá Quijano suma la maestría y riqueza musical que entrega, cuando incorpora un ritmo de rumba al silencio del miércoles, o sones cubanos al Domingo de Resurrección. Y todo con delicadeza y generosidad.