Una fuente de riqueza rural
Los regadíos combaten la despoblación
El agua es un pilar fundamental para evitar el éxodo rural. El campo gana competitividad con la implantación y la renovación de los regadíos. Y eso facilita que se mantenga el pulso en los pueblos. La opción de que los jóvenes se queden es mayor cuando el campo funciona y eso centra muchas reivindicaciones de las asociaciones profesionales de agricultores y ganaderos, que se sienten maltratadas en todo tipo de órdenes desde las instituciones.
En los últimos datos se otorga al campo el 5,53% de los cotizantes que hay en la provincia. De ellos casi el 77% son autónomos. Y lo importante es que después de años de constante retroceso ahora se ha estabilizado esa pérdida de un 6% en cada ejercicio. Asaja lo achaca directamente a esa nueva potencialidad que va adquiriendo el campo, que ofrece atractivos para la incorporación de jóvenes, con cifras notables como la registrada en 2020 con 205 leoneses noveles.
Lento proceso
El principal problema que plantean los regadíos es la lentitud con la que se alcanza su implantación. Las obras de embalses como Riaño y el posterior desarrollo de los canales para el aprovechamiento de sus aguas sirven de ejemplo de esos procesos interminables que ni siquiera han concluido a estas alturas, cuando literalmente ya ha pasado una generación. Las inversiones se han dilatado en exceso y también los planes para la renovación de esas infraestructuras de riego, cuando deberían ser prioritarias por su doble objetivo, conseguir un mejor aprovechamiento de un bien tan fundamental como el agua junto a la potenciación de los sistemas de aprovechamientos agrarios como mejores rendimientos.
En la provincia de León está pendiente de definición el sistema que solventará los problemas de déficit en la zona baja del Órbigo. Sobre la mesa hay un proyecto para construir dos balsas que se han atascado por los problemas políticos. Los productores agrícolas afectados por esas restricciones reclaman que se activen pero el temor al rechazo en las zonas afectadas las mantiene en ese mismo limbo que ha bloqueado en tantas ocasiones la construcción de infraestructuras que impulsar un campo que combate la despoblación.