Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

c Jesús D. Martínez escribe ‘Tras un discurso de odio’: «El caso del rapero Hasél es un caso claramente instrumentalizado. Pero el conflicto entre la libertad de expresión y el discurso del odio es un problema real. La fricción entre la libertad de expresión y otros derechos fundamentales forma parte de la democracia clásica. Todos los sistemas constitucionales regulan esa frontera que no es siempre clara. Las soluciones jurídicas son diferentes. En Alemania, por ejemplo, hay pena de cárcel para conductas que exalten el nazismo. En España, las sentencias que han condenado por exaltación del terrorismo se han dictado cuando había muertos recientes. Los tribunales españoles han ido distinguiendo, según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en qué casos se había producido incitación directa a la violencia. Es necesario encontrar una solución equilibrada al conflicto entre derechos. La solución jurídica es el último remedio, pero detrás de estos casos en los que se recurre a un discurso de odio existe un fracaso social».

c Darío Fernández Graziano lamenta el cierre de comercios: «Con la pandemia se ha acelerado una tendencia ya existente desde hace unos años, los negocios de barrio están desapareciendo. La incertidumbre económica ha cerrado todavía más persianas que no sabemos si volverán a subirse. Librerías, bares, kioscos, ultramarinos; esos rincones sin los que los barrios se vacían. Y es que los nuevos comercios que abren en su lugar, si es que lo hacen, ya no tienen ese trato tan amable y cercano de quien ha vivido toda una vida entre esas calles. Esas librerías donde cada libro tenía una historia y cada historia tenía su libro. Los bares donde el camarero se aprendía nuestra comanda o la tienda de gominolas de la esquina que nos fiaba esos céntimos que nos faltaban para comprar un regaliz. Pasear y ver los escaparates vacíos hace que uno se sienta perdido, en un lugar que ya no reconoce como suyo. Sin esas pequeñas cosas de cada día se hace muy difícil sentirnos gente de barrio. Porque los carteles de ‘Se vende’ no nos devolverán nunca esas anécdotas de toda una vida que se esfuman cada vez que cierra un negocio de barrio».

c Antonio Arias Terrado escribe de ‘Albert Rivera (El Rey Felón)’: «Como si de Fernando VII se tratara Rivera después del fiasco en las últimas generales decidió vender Ciudadanos y sacar beneficio de ello. El cambio de vida, al dejar la política, y las circunstancias que le rodeaban condujo a un cambio de sistema antes de salir de su partido. Todo comienza, o incluso antes, cuando Pablo Casado contrata su bufete de abogados para servicios del Partido Popular y como contrapartida, dado la amistad personal y la afinidad ideológica, este ‘posiblemente’ le ‘vende’ el partido a precio de saldo dejando ‘con el culo al aire’ al resto de compañeros. No contento con esto, y tras varias reuniones secretas, se comunica con los más allegados para «incitar» a una fuga general y así desprestigiar a su propio partido. Da la casualidad, que para que no se notase, necesitaban una cerilla como disculpa... y ¡eh ahí!...Moción de censura en Murcia, justo en la tierra de Teodoro García Egea (Pepe Botella). Pero !ojo! el rey felón Rivera consigue sacar rendimiento a la derrota dando carnaza a sus depredadores mas cercanos. Solo hay que ver los que salieron del partido como aprendieron de su ‘progenitor’. Gente como Girauta, muy conocido por su polivalencia y su adaptación a cualquier banda… o Toni Cantó, que no solo cambia de partido si no de Parlamento. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia».

c José Morales Martín titula su cara ‘ ¿Semana Santa? Sí, claro’: «El interés por encerrar la Semana Santa en las sacristía y por borrar el sentimiento cristiano de España, ni es de ahora ni ha surgido con ocasión de la pandemia aunque algunos quieran aprovecharla para incidir sobre lo ‘progre’ y moderno que es arrinconar las creencias de los otros. Desde los intentos de convertir fiestas cristianas en solsticios, hasta promocionar el afán por el descanso y por las vacaciones playeras, todo se les hace poco para su intento. Lo que pasa es que, incluso en circunstancias tan especiales como las que estamos viviendo, los intentos pinchan siempre en hueso. Por mucho que algunos, incluso desde algunos medios de comunicación que pasan por solventes, se afanen por demostrarnos que ‘no hay Semana Santa’, la realidad es muy diferente. Basta con fijarse en muchos de nuestros balcones engalanados y en las gentes que se afanan por mostrar su devoción y su afán por mantener creencias y costumbres a pesar de la atipicidad de estos días. En España, sí es Semana Santa y las gentes se preocupan por presenciar ceremonias en la televisión e incluso mantienen tradiciones desde balcones y terrazas».

¿Considera necesaria la ampliación del uso de la mascarilla a todos los espacios como decreta ahora el Gobierno?

SÍ 18%

NO 82%

Cree que se cumplirá el objetivo de tener al 70% de la población española vacunada antes de concluya

el verano?

tracking