Cerrar

TODOS LOS ‘MADRILES’

Un mundo en la misma ciudad. A veces, de un lado de la calle a otro. Todo tan diferente. Sus vecinos, los comercios, la manera de vivir. Así son, y votan, los ‘madriles’ que viven en Madrid.

DR2P6F9-12-17-18-1.jpg

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Llegó con 4 años al barrio de Salamanca de Madrid, donde vivió hasta los 20. Luego, ya casado, se trasladó con su mujer al distrito de Puente de Vallecas, a un piso de 55 metros cuadrados. De estos dos ‘madriles’ muy diferentes, Antonio, de 80 años y con una pensión de 850 euros, lo tiene claro: se queda en Vallecas.

Sí haría el camino de vuelta Laura, de 36 años. Nació en el barrio vallecano de San Diego y con 14 «emigró» con sus padres al de Retiro. Allí se hubiera quedado, pero tuvo que volver a las calles de su infancia, donde su poder adquisitivo le permitía comprarse un piso de 54 metros cuadrados por 110.000 euros, casi cuatro veces más barato que los que su bolsillo tuvo que descartar.

El distrito de Salamanca y del de Puente de Vallecas, dos ‘madriles’ muy diferentes, también cuando acuden a las urnas.

Nena, como así la llaman todos, tiene prisa. Camina por la calle de Juan Bravo al encuentro con su hija. Tiene poco tiempo pero hasta tres veces repite que va a votar al PP, como siempre.

Lo dice cerca de un cartel electoral de Isabel Ayuso y frente al colegio Jesús-María, un imponente edificio del que cuelga un enorme cartel con siete lazos naranjas que abogan por «una escuela concertada para todos».

A dieciséis kilómetros de allí, como indica el navegador, Antonio toma un vino con un amigo en un pequeño bar de la avenida de San Diego, casi esquina con Manuel Maroto. No cuelgan de las farolas carteles electorales con fotos de los candidatos, pero sí aparece pegado en la pared uno firmado por el Sindicato de Estudiantes que llama a votar a Podemos para «derrotar» en las urnas «a la ultraderecha de Ayuso y Vox».

No le va hacer mucho caso Antonio. Él, como ha hecho desde 1982 cuando Felipe González ganó las elecciones generales, votará al PSOE, a Ángel Gabilondo, que aunque sea «soso, no se mete con nadie».

Si se mantiene la tradición en las urnas de estos dos tramos de ambos barrios, en el de Juan Bravo con Núñez de Balboa —donde en plena desescalada se manifestaron simpatizantes de Vox contra el estado de alarma—, el PP podría ser la primera fuerza. En los anteriores comicios autonómicos obtuvo el 59,1 % de los sufragios. Vox se quedó tercera (15,2 %) y Ciudadanos, segunda (16,1 %). Los socialistas ganaron las elecciones en la avenida de San Diego, con el 38 % de los votos, por delante de Mas Madrid (21 %) y de Unidas Podemos (12,5 %).

VIVIR CON 24.333 EUROS EN 180 METROS O CON 9.545 EN 55

Marcos es conserje de una finca de Juan Bravo. Está a punto de jubilarse. De Alcalá de Henares llega cada día desde hace trece años para trabajar en un cuartito ya provisto de monitores con las imágenes que recogen las cámaras de seguridad del inmueble.

Un edificio con pisos de unos 180 metros cuadrados, casi pequeños en una zona donde los hay de hasta 300 y 400 metros. Y en una zona, donde, según el INE, la renta media por persona es de 24.433 euros.

De esa cifra se baja hasta los 9.545 euros en Puente de Vallecas. Y de esos metros a los 55 que mide la vivienda de Antonio, un edificio de cuatro plantas sin ascensor. Vive con su mujer, en silla de ruedas, y lleva dos años esperando a que le concedan la ayuda para cambiar la bañera por un plato de ducha.

¿Qué diferencia hay entre su barrio y el de Salamanca? «Eso ni se pregunta», responde Antonio. «Allí viven mejor que nosotros». Aún así, no volvería. «Me caen gordos», apostilla.

Nena, encantada con su barrio de gente muy educada, según resalta, tampoco se mudaría. Y opina así: «Creo que la gente de Vallecas comprende a la gente de Salamanca, igual que la gente de Salamanca comprende a la de Vallecas. Se lo digo yo. Lo malo es los que quieren una cosa que no se debe autorizar en España».

DEL ALTO DISEÑO AL CIERRE

Por la calle Padilla pasean tres mujeres de unos 70 años. Son del barrio de Chamberí, también con una de las rentas más altas de Madrid. Desean es que cambie el Gobierno central, pero no el de la Comunidad.

Pasean por una calle con grandes tiendas de alto diseño, donde el precio de un sofá alcanza los 2.800 euros, el de un mantel los 124 y el de un plato los 22.

Dieciséis kilómetros al sur, en la calle Manuel Maroto, un amplio local apenas muestra ya lo que fue en otros tiempos. Desde su escaparate se ve el interior desmantelado. Aún quedan los carteles que anuncian los tresillos que un día expuso a la venta, el anuncio de ‘Dormilón’ y la especialidad del establecimiento: Decoración.

Al lado, una taberna de vinos y cerveza, una de esas tradicionales de Madrid, también ha echado el cierre. Muy cerca, a unos 30 metros, y ya en la avenida de San Diego, está la tienda de cortinas de José Ramón Molina. Pagó por el local 280.000 euros y junto con su mujer lo regenta desde hace 16 años, aunque otros siete más llevan en el barrio con el mismo negocio.

Viven en Boadilla del Monte, desde donde cada día se trasladan a Puente de Vallecas para atender el negocio, que subsiste con la venta por Internet, porque solo un pequeño porcentaje de sus ingresos procede de lo que surten al barrio.

Dice José Antonio que a base de trabajo ha conseguido «los cuatro ladrillos» en los que vive, en un pueblo de Madrid de mayor poder adquisitivo. En Vallecas sólo está por el día y nunca ha tenido ningún problema.

Tampoco los ha tenido Karen Chaves, una boliviana con 27 años en España que tuvo que mudarse desde La Latina, en el centro de la capital, a Puente de Vallecas. No podía pagar ya el precio del alquiler. Si por ella fuera, viviría en el barrio de Salamanca.

ANCLADOS AL BARRIO

Bien distintos son los motivos que anclan al barrio de San Diego a Laura y a Marta que los que mantienen a Raúl en el de Salamanca.

Llega el autobús y Marta tiene que cogerlo. Pero le da tiempo a contar que tiene 23 años, que es bailarina y que se quiere ir a otro barrio. «Te quieres ir ya, sobre todo una chica joven», dice. Ha tenido varios «sustos» andando sola por la calle. De momento, se queda en Vallecas. «No me queda otra».

Laura se tuvo que mudar de Retiro al barrio de San Diego. Tiene 36 años y trabaja en un hotel. Compara las dos zonas en las que ha residido. «Nada que ver el nivel de limpieza de las calles, la gente, la iluminación...». Y es que, a su entender, el Ayuntamiento discrimina a barrios en los servicios que presta.

Raúl es cirujano y vive en el barrio de Salamanca desde hace 5 años. Paga un alquiler de 1.600 euros por una casa de 120 metros.

«Soy consciente de que vivo en una zona acomodada y de que es un privilegio», comenta. Llegó a Madrid por convicción más que por necesidad. A un ciudad «estupenda, multicultural, cómoda y bastante limpia».

No se mueve mucho del barrio porque tiene de todo. Está anclado en una zona de la que sólo sale para colaborar con una ONG. Le preocupa el cierre que prevé a corto plazo del pequeño comercio y de bares y la consiguiente desaparición de una clase «ni alta ni baja». Por primera vez en su vida, votará al PP, aunque reconoce que Ayuso no le gusta.

Cargando contenidos...