La Robla reinventa su vida social
Aunque la pandemia ha frenado muchas cosas, la ilusión y las ganas de organizar actividades para sus vecinos empujan al Ayuntamiento a tirar de imaginación y seguir apostando por la cultura, las ferias, el teatro y el deporte
El mercado semanal se celebra todos los viernes, pero con el 50% de puestos menos. DL
La actual situación de pandemia que estamos viviendo esta acabando con muchas cosas, pero no con la ilusión de organizar los eventos que la «nueva normalidad» permita. De ilusión saben mucho en La Robla, donde poco a poco se van organizando actos que mantengan viva la vida social y económica del municipio. Es el caso del mercadillo semanal que se celebra todos los viernes, que aunque ha pasado de tener 65 puestos, en la época normal, a prácticamente la mitad, no ha perdido su esencia y su actividad.
En sus puestos pueden encontrarse frutas y verduras, todo tipo de ropa y complementos, embutidos, encurtidos, pollos asados y todo lo necesario para pasar una jornada de compras en un espacio abierto y con todas las condiciones sanitarias garantizadas.
No pasó lo mismo con el mercado de Navidad, toda una tradición en el municipio, que este año, y siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias se suspendió, con la esperanza de volver el año que viene cargado de ilusión.
Una de las actividades que más éxito acarrea en sus últimas ediciones es el Pincuenticirco, actividad que normalmente se concentraba en una semana cualquiera más las fiestas del Corpus y Celada. Se trata de una iniciativa del Ayuntamiento de La Robla cuyo objetivo es animar a la gente a salir a la calle y ser parte activa en eventos culturales. Una forma de mostrar que la cultura está a pie de calle y es accesible de forma gratuita. El año pasado, a causa de la pandemia, Pincuenticirco tuvo que reinvertarse, para organizar cada fin de semana una actividad diferente, desde el cine al aire libre, música en directo, magia, espectáculos circenses, malabares, títeres y cantacuentos.
Otra de las actividades que con mucho éxito se ha celebrado este año es el concurso literario que ha contado con tres categorías, cuento infantil, para niños de hasta once años, relato juvenil, para niños y niñas de entre 12 y 17 años, y relato corto para mayores de 18.
Las ganadoras fueron, en la categoría infantil, Ariadna Viñuela García, con su obra El día que me convertí en un gato, Carla Cuesta González, en la categoría juvenil con Juntas en el recuerdo y Laura Cuesta Carcía, en relato corto, con Hogar . Todos los trabajos quedaron expuestos en la Biblioteca municipal.
Durante esta primavera también toman fuerza las actividades deportivas organizadas aire libre en las instalaciones deportivas municipales, como la gimnasia de mantenimiento o el atletismo, para las cuales siempre está abierta la inscripción para todos aquellos que quieran ponerse en forma.