La otra casa de Tomás Allende que sigue en pie

La emblemática Casa de Tomás Allende, en Madrid, acoge estos días la muestra de decoración Casa Decor, un edificio encargado al arquitecto cántabro Leonardo Rubacado en 1916 por el potentado leonés que da nombre al inmueble. Se trata de un ejemplo del trabajo de los mejores artesanos de Madrid que a finales del siglo XIX y de principios del XX, que demostraron lo mejor de sus oficios en las construcciones señeras de la época. El edificio en el que se exponen este año todas las novedades del mundo del interiorismo y el diseño ha corrido mejor suerte que otra de las propiedades de su dueño original, el Palacio de los Allende,

del que sólo quedan piedras arrasadas como mudo testimonio del pasado esplendoroso de Burón, la villa de la montaña leonesa que vio nacer a Tomás Allende y Alonso y a la que estuvo tan vinculado. De hecho, las fechas del inicio de las obras del impresionante palacete de la plaza de Canalejas de la capital coinciden en el tiempo con la puesta de la primera piedra de la añorada construcción leonesa, mucho más sobria que su hermana madrileña.

El inmueble de Burón sirvió de casa de esparcimiento veraniego para el polifacético industrial y banquero, que también dejó su huella en política y fue un afamado filántropo. Allí disfrutó de sus vacaciones hasta su fallecimiento en 1935. Arrasada por un incendio en 1973, los muros del palacio se desmontaron en 1990 cuando el agua del pantano de Riaño ya amenazaba con inundar Burón. Sus piedras se trasladaron a un prado cercano con la intención de ser reconstruido, algo que nunca ha fructificado. La última iniciativa en este sentido, presentada por la Junta en 2017 en el Plan de Infraestructuras Turísticas en Espacios Naturales, nunca llegó a concretarse.

Más de 400 kilómetros al sur de Burón, el otro gran legado arquitectónico de Tomás Allende no sólo luce toda su grandeza sino que es admirado por los mejores expertos en decoración que se dan cita en Casa Decor 2021.