La gran romería de León, que lo es por narices

Volver a comprar perdones. Eso es lo que se le pide a San Froilán para mucho antes de la fecha de la gran romería de la provincia, la que cada 5 de octubre lleva no sólo a miles de leoneses, sino a muchas otras personas llegadas de las provincias limítrofes, a inundar los alrededores de la basílica de la Virgen del Camino para poner en valor la gran fiesta de las tradiciones, la gastronomía, la celebración y la devoción. Volver a inundar las calles que transcurren desde la capital hasta la basílica con el inigualable desfile de pendones, el caminar pausado de los carros engalanados, el incesante peregrinaje a pie para llegar con igual fervor a la iglesia, los puestos gastronómicos, el mercado,... Volver a vivir la festividad de San Froilán y la devoción a la Virgen del Camino como siempre ha sido. La tradición de llegar para tirar de las narices a la figura del santo en la puerta de la basílica; la devoción de besar el manto de la patrona de los leoneses, la misa del voto y el homenaje de los ayuntamientos y las instituciones.

Sobre todo, la entrega al homenaje y la puesta en valor de todo un abanico de tradiciones que conforman una manifestación conjunta única en la gran fiesta del 5 de octubre, San Froilán en La Virgen.

Retomar este inigualable patrimonio en la medida en la que la evolución de la pandemia y las restricciones sanitarias lo permitan es el deseo y el empeño del municipio de Valverde de La Virgen y las poblaciones que lo componen, como lo es de todos los leoneses. Hacer previsiones es imposible. Quedan por delante unos meses clave para establecer cómo podrá volver a la normalidad la gran fiesta de las tradiciones locales.

Al santo y a la patrona se encomienda la celebración, con las medidas que la situación para el próximo otoño exija, de una exaltación popular de los valores y las tradiciones leonesas que adelanta el firme compromiso con las exigencias sanitarias que se requieran. Y que trabaja y confía en avanzar para retomar la multitudinaria manifestación popular que año tras año se ha celebrado; ahora imbuida de un sentimiento que se pliega al respeto de las exigencias sanitarias, mientras espera el momento para retomar la explosión del fervor popular por sus santos. Con todas las bendiciones. Las del cuerpo y las del alma.