Mansilla de las Mulas mima sus históricas ferias
Las restricciones sanitarias condicionan
La encrucijada del Camino Francés y la Vía Trajano colocó a Mansilla de las Mulas en el enclave que determinó su historia. La villa creció en la Edad Media alentada por las ferias que le dieron apellido y abolengo. En ese pasado, el municipio apoya una de sus estrategias para hacer del presente una palanca de futuro como espacio de referencia en el mapa provincial. El empeño, a mayores del mercado de los martes, señala tres citas destacadas en el mapa: las jornadas medievales, pioneras en la provincia y que se celebran en julio; la feria del tomate, que ensalza el producto de referencia el último domingo de agosto; y la de San Martín, el 11 de noviembre, una de las más antiguas de España por su importancia ganadera y ahora multisectorial.
La celebración vuelve a quedar condicionada por las posibles restricciones de la crisis sanitarias del covid, que ya hicieron que se suspendieran el pasado año. El mismo camino se apunta por el momento para las jornadas medievales. Con el apunte de «muy dudosa» se reconoce desde el Ayuntamiento de Mansilla de las Mulas la celebración de una cita que devuelve las calles de la villa a los siglos en los que forjó su fama. La ambientación, los artesanos, los grupos de teatro de calle, el concierto nocturno de música folk en la plaza del Grano y el torneo medieval junto a la muralla se antojan más difíciles por la complicación de mantener las medidas sanitarias en un espectáculo que concita durante dos días a miles de personas.
Más posibilidades se apuntan para el último domingo de agosto. La cita, que alcanza su trigésimo segunda edición, se programa con la cautela que merecen estos tiempos en los que el distanciamiento social y las máximas exigencias sanitarias obligan a redimensionar la convocatoria. Esta idea de organización controlada, que ya se intentó el pasado año pero hubo de abortarse por la aparición de un brote puntual, se intentará llevar a cabo esta vez para que el emblema de la comarca reine de nuevo en la plaza. La convocatoria se espera todo el año como el momento idóneo para poder adquirir los mejores tomates, con la concesión del distintivo de Oro y de Plata a los destacados, y para degustar su sabor en los platos de los restaurantes de la zona. La garantía la da el mimo de los productores que guardan su esencia como un tesoro en el que persevera la promotora para lograr su denominación de origen.