El escritor leonés que cautivó a Alemania
«A veces influyen más los malos escritores»
El leonés Carlos Eugenio López, más conocido en Francia y Alemania que en su tierra, publica ahora su ‘Poesía incompleta (1980-2020)’ En Alemania le consideran el escritor español con el humor más negro e inteligente. En su León natal, donde Carlos Eugenio López es un desconocido, le gustaría difundir su ‘poesía incompleta’, un libro que habla del amor, la muerte y el tiempo.
Carlos Eugenio López (León, 1954) es prácticamente un desconocido en su tierra. El escritor, que ha vivido en Francia, Irlanda, Inglaterra y Grecia, acaba de publicar su Poesía incompleta (1980-2020) en el sello Adaba Editores. El libro, que se presenta como una antología, apenas reúne una mínima parte de la poesía de este autor al que no le gusta hablar de géneros, porque él no hace diferencias.
El libro reúne 200 poemas, la mitad inéditos y el resto publicados en sus dos poemarios anteriores, Teoremas (Visor) y Pesos y medidas (Algaida), aunque han sido convenientemente ‘retocados’. Y es el que autor no solo es un corrector escrupuloso, de ahí que en todo el texto únicamente hay una ‘errata’ —le falta la tilde al nombre del poeta ruso Ósip Mandelstam—, sino que entiende la poesía como obra en permanente revisión e incompleta hasta que la reescribe el lector según su sensibilidad y experiencia.
Su poesía, escueta y pulida, es una suerte de aforismos. Poemas brevísimos que incitan a la reflexión. Por los 200 poemas de Carlos Eugenio López desfilan desde escritores como Borges, Joyce, Kavafis o Petrarca a filósofos como Simone de Beauvoir, Sartre o Gorgias de Leontino.
Hay infinidad de poemas de apenas una frase, como el titulado Muerte a plazos: Ser / no me deja /ser; o Vacíos: Jamás te olvidaré:/ después de ti vino el vacío, /y no te eché de menos; o el titulado Desencanto: Volví al lugar del crimen / y nadie me esperaba.
En realidad, cuenta Carlos Eugenio López, tenía pensado escribir un nuevo libro, aunque así cabe calificar el contenido de esta ‘falsa’ retrospectiva en la que los poemas ya publicados también han «evolucionado». Como en la gran poesía, el autor leonés habla del amor y la muerte, que a veces se camuflan como el paso del tiempo o la pérdida y la transitoriedad de las cosas. En Poesía incompleta no hace distinción entre prosa y verso.
Me interesa la literatura leonesa no por leonesa, sino por la alta calidad de sus escritores
Y es que como poeta es más reflexivo y «elegíaco» que en la narrativa, donde su novela Ahogados y la colección de relatos Burdel de muertos le valieron ser calificado por el rotativo alemán más importante (el Frankfurter Allgemeine Zeitung) como «el escritor con el humor más negro, desasosegante e inteligente de la literatura española contemporánea».
Ahogados cuenta con cuatro adaptaciones para el teatro y ha sido traducida al francés, alemán y portugués. El autor leonés asegura que ha tenido «mala suerte» con las editoriales. Con el sello Lengua de Trapo —que no ha desaparecido, aunque hace años que nadie sabe si saca libros— publicó ocho títulos, sus dos anteriores poemarios y El orador cautivo (1997), Delirios de grandeza (1998), Burdel de muertos (1999), El factor Rh (2003), La metafísica y el mono (2007) y Abril (2008). Cuenta que ha vendido más libros en Alemania que en España.
El Porma, en el corazón
Con León mantiene un vínculo sentimental, a pesar de que tras el fallecimiento de sus abuelos y padres ya no le queda familia. «Voy de vez en cuando. Me gusta recorrer el Porma y llegar hasta Ambasaguas, donde me bautizaron», cuenta.
A finales de año publicará un libro de memorias «con aforismos» y «muchas reflexiones sobre la cultura griega», titulado El cuaderno de Anno Riglia, en homenaje a esta pequeña localidad a 70 kilómetros al sur de Kalamata, en la periferia del Peloponeso, donde en 2006 se compró una casa con un olivar.
La poesía de Carlos Eugenio López resulta tan «inquietante» como su propia vida. El escritor leonés estudió Periodismo y Sociología y, al acabar, se fue a París con la intención de estudiar Filosofía, aunque acabó siendo corresponsal de la agencia Efe. Después puso rumbo a Irlanda y, más tarde, vivió en Inglaterra. En Londres trabajó en animación cultural en la embajada de España.
Aunque asegura estar «poco conectado» con la literatura española, sí sigue la poesía más reciente. Y en narrativa, siempre le ha interesado la leonesa. «No por leonesa, sino por la alta calidad de sus escritores». Se confiesa lector de Gamoneda y de Luis Mateo Díez.
Si tiene que definir su poesía, afirma que «está en la frontera del aforismo» y en la que «tiene más importancia lo que falta que lo que está y lo que intuye el lector que se ha quitado».
En el poema titulado Vivir dice: No obstante, /yo pienso que he vivido. Acaso/ vivir/ es lo que es nada. Y en Pesos y medidas cuenta: Nadie se llame a sí mismo dichoso / antes de haber pesado su felicidad dos veces:/ una para calibrar lo que le da,/ otra para comprobar cuánto le quita.
La pandemia no va a cambiar nada. Nos ha cambiado más internet que la pandemia
Sus poemas destilan cierta tristeza, pero no se trata de un «ajuste de cuentas con la vida». Más bien —aclara— «resignación con la naturaleza del hombre y el tiempo. De alguna forma, la poesía te lleva a la nostalgia».
Asegura que no tiene «aparcada» la narrativa. «Sigo escribiendo y cuando escribo no distingo entre géneros». Por las citas de sus poemas es fácil adivinar su vasta cultura. Admirador de Borges, Elliot y Kavafis, pero también de Platón, Kafka o Proust, cree que a veces «te influyen más los malos escritores, porque te das cuenta de lo que no hay que hacer». En cambio, es fácil admirar la buena literatura, pero no alcanzarla.
Carlos Eugenio López siempre ha sido un autor solitario. Nunca ha pertenecido a grupos ni generaciones. «Si coges un camino, no estás en otro». A él le ha interesado más leer, viajar y aprender idiomas.
Es de los que piensan que la pandemia no va a cambiar nada. «El ser humano ha cambiado muy poco desde los trágicos griegos», dice. «Cada cierto tiempo», sostiene, «se produce un fenómeno que nos hace pensar que el mundo va a cambiar, pero sigue siendo el mismo». En su opinión, «nos ha cambiado más internet que la pandemia».
Después de más de quince libros y ser un autor conocido en otros países, le gustaría conquistar el suyo; y también su tierra, donde nunca ha presentado una de sus obras.