DE CUCHARA Y TENEDOR

La Casa del Cocido vuelve a abrir las puertas, la cocina, el comedor, después de siete meses en los que la presión de las medidas contra la pandemia obligó al cierre del establecimiento. En la calle Serradores, regresa el aroma de los guisos tradicionales que fundamentan el sabor y el conocimiento de la cocina tradicional leonesa, con una oferta culinaria tan amplia que dejaría corta la expresión del nombre, si no fuera porque el propósito del rótulo se traslada al plato, con todos los condicionantes, incluido el de la excelencia. En la Casa del Cocido se pone tilde y sustancia al contenido culmen de la cocina leonesa, que se administra como una construcción gramatical ordenada, como expresión de la materia. Sopa, garbanzo y berza, viandas. Sujeto, verbo, predicado, para que el comensal tome nota de la herencia de este timbal de alimento que se hunde en la raíz leonesa, un poco más allá de donde da cuenta la memoria. Raíz gruesa y profunda hunde también La Casa del Cocido, cocido leonés en el centro de León, y no es redundante, que lleva en este servicio de plato, cuchara y tenedor, desde hace casi una década, relata su regente, Manolo Ablanedo. La Casa del Cocido abunda en lo tradicional algo más allá de esta trilogía gastronómica del cocido leonés, y abre una propuesta de menú diario con siete u ocho primeros y segundos platos, también recostados en las recetas que guardaron las abuelas y se mantuvieron gracias al éxito del boca a boca en la mesa, del cazuela a cazuela sobre fogones. Ahí emergen otras causas de deleite que amplían los horizontes, a los que a priori, podría limitar el nombre del restaurante. Se propone pollo de corral, otro referente de este establecimiento; botillo; alubias con centollo. La Casa del Cocido ofrece un servicio de cenas, por reserva; y sirve para llevar, en esta adaptación a los tiempos. La Casa del Cocido; del cocido leonés, que también es para el verano.