Chéjov, siempre intemporal
amália garcía
Publicado por primera vez en 2005, El viaje de las palabras, de la escritora Clara Usón, vuelve a las librerías en una nueva edición de Seix Barral, con la que la barcelonesa recupera su particular homenaje a Antón Chéjov, a caballo entre la comedia de enredos, la novela histórica y las fantasías poco ortodoxas.
Usón reconoce que era «reacia» a reeditarla, pero, finalmente, accedió «gracias al empeño de la editora Elena Ramírez». «Al fin y al cabo —afirma— es un libro intemporal y todo lo que sea poner a Chéjov en la palestra me parece genial». En esta historia relata las peripecias de Lucía Almendoz, una joven barcelonesa bloqueada con la escritura de su tesis doctoral sobre Chéjov que, en un momento de crisis vital, aparece, de repente, en el año 1892 en la finca de su admirado escritor en Mélijovo, a unos 60 km de Moscú.
Explica Usón que la novela «es como una fantasía mía hecha realidad», y descubre que desde siempre ha sido una «gran lectora de la literatura rusa del siglo XIX, y cuando leía sobre todo a Tolstói o Dostoyevski quería ser una condesa rusa y, además, quería conocer a Chéjov». De ahí surgió la idea de unir ambas cosas y escribir una novela que trasladara a su alter ego, Lucía Almendoz, a la finca donde Anton Chéjov vivía con toda su familia. Lucía, como la autora, admira la capacidad de Chéjov para aceptar la vida tal como es y asumir la muerte sin miedo, y durante su estancia en Mélijovo se empeña en descubrir cuál es el «secreto» del autor para conseguirlo.
Pero como comenta Usón, la protagonista no saca una conclusión clara; la novela es «chejoviana» y no tiene un mensaje moralizante: «aunque me gustaría tener su capacidad para entender y aceptar la condición humana, con calma y serenidad, creo que eso es algo intransferible».
La pasión de Usón por Chéjov empezó «muy pronto» y «por puro azar», cuando, con apenas doce años, la autora pasó un verano en Córcega y como lectura de viaje, «junto con tebeos del Pato Donald», se llevó los cuentos completos de Chéjov.