Diario de León

Fernando Becker, Catedrático de Economía y Ex Consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León

El Diario de León, en introspectiva

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Escribir para el DIARIO DE LEÓN cuando se cumplen 115 años es un motivo de gran satisfacción. Acudir cada día a la cita con los lectores después de haber reflejado fielmente el devenir de sus gentes durante el transcurso de más de un siglo tiene un valor incalculable. Desde mi perspectiva personal el periódico dibuja un paisaje en el que destacan mis raíces, mis recuerdos y mis gentes, lo que sin duda me sirve para vivir el presente con mayor intensidad. Como observador y en ocasiones protagonista del periódico durante la mitad de los años de su existencia me lleva a rememorar mis vínculos con León. Mi padre que era un liberal, me decía que había que leer todos los días el periódico porque tienes que escuchar a todos, de lo contrario, si no estás bien informado difícilmente puedes formar criterio. A nuestra casa llegaban puntualmente tres: el diario Ya que decían cosas del solar patrio que otros no podían, o no se atrevían; el Proa o el oficial del régimen; y el DIARIO DE LEÓN el más independiente.

Ahora bien, si algo he de destacar del DIARIO DE LEÓN, además de informar y crear opinión, es su dimensión cultural. Recuerdo la gran conmoción que nos provocó a los leoneses el incendio de la Catedral aquel domingo 29 de mayo de 1966, reflejado a la mañana siguiente en portada, en las imágenes del gran fotógrafo César. Por aquellos días y paseando por la calle, era habitual cruzarse con Lamparilla con sus gruesas gafas, boina muy calada y ya muy encorvado, porque corrían los sesenta. Pasados los años, pude descubrir sus textos tipografiados cargados de ingenio y mucho humor. En aquel León que olía a bocadillos de calamares del bar San Román, ¡que buenos! por siete pesetas, nos topábamos sin querer con Victoriano, el bueno de Victoriano Crémer, que saludaba a mi padre con un ¡adiós Becker, adiós!, con aquella voz ronca, profunda y, una pluma llena de lírica, la misma con la que nos ilustraba en su columna de Crémer contra Crémer y en el espacio radiofónico Luces de la ciudad , o León cada día , en Radio León. Es el Crémer de la gran revista de poesía y crítica Espadaña , el mismo que contagiaba en el día a día a la línea editorial del periódico con sus reflexiones sobre la necesaria rehumanización de la cultura y de la vida como forma de participación e integración de los españoles, después de la más bestial de las confrontaciones (sic). Porque el periodismo así entendido, ha contribuido y, es muy de agradecer, a impulsar los cauces por los que discurre la pedagogía social como una de las palancas más formidables de la democracia y de la libertad. Porque basta con leer sus escritos para comprobar que en el ejercicio de introspección que realiza Crémer, con abundante autocrítica, nos reflejamos buena parte de los leoneses. En este sentido, el libro Ante el espejo León 1920-1940 del año 91 no tiene desperdicio. En sus textos y en el magnífico reportaje gráfico de Pepe Gracia, se aprecian los cambios que fue experimentando la sociedad leonesa gracias a los esfuerzos de una generación que desde el sufrimiento y muchas penalidades supo perdonar, pasar página y contribuir a una España mejor. Una sociedad en la que todavía perduraban los ecos de los Azcárate, Cossío, Giner de los Ríos, Fernández-Blanco y Sierra-Pambley, todos ellos en el entorno de la Institución Libre de Enseñanza tan ligada a nuestra provincia.

Hace falta ilusionar a los jóvenes en la tarea del emprendimiento y la de asumir el compromiso y el reto que supone crear una empresa en beneficio de la sociedad

A propósito de la divulgación de la cultura, conservo el magnífico libro confeccionado con los suplementos dominicales de las vidrieras de la Catedral de León. Nunca habíamos podido disfrutar tan de cerca de la sinfonía de colores, luz e imágenes que los vidrieros nos grabaron, en la más pura semiótica la potente historia de León. Una tradición, que ha encontrado hueco en sus páginas culturales el gran mago de la pintura vidriada Luis García Zurdo, que desde su casona de San Feliz de Torío nos sonríe desde el más allá con las luces de sus obras. Y qué decir del elenco de jóvenes y no tan jóvenes escritores leoneses que han dejado su huella en el Diario. Baste citar a Antonio Pereira, Luis Mateo Díez, Andrés Trapiello, Julio Llamazares, Carlos Fidalgo, Amparo Carballo, Carmen Busmayor, Noemi Sabugal o Armando Murias, entre otros. O el compositor y director Cristóbal Halffter que nos acaba de abandonar desde su Villafranca del Bierzo. Y ¿qué tendrá el Bierzo? me preguntan y me pregunto yo, para que produzca tanta belleza.

En mi paso por la política regional en los noventa, encontré en el DIARIO DE LEÓN un fiel aliado en el quehacer informativo gracias a la profesionalidad de por el entonces director, Francisco Martínez Carrión, y de su equipo. Fueron años en los que tuvimos que soportar una corta pero intensa crisis económica que nos daba bastante dolor de cabeza. Por aquel entonces tuve la ocasión de reencontrarme con Antonio Vázquez Cardeñosa. Un empresario comprometido con su tierra y su gente. No oculto nuestra mutua simpatía ya que compartíamos amistad desde muy jóvenes. La única preocupación de Antonio por aquel entonces era hacer cosas por nuestro querido León: la León-Burgos, el Parque Tecnológico, el Auditorio, etcétera. En su haber está el relanzamiento y modernización del periódico con la nueva sede en Trabajo del Camino y la nueva rotativa que tuve ocasión de inaugurar. Antonio nos dejó demasiado pronto y todavía le lloramos sus amigos. También he de reconocer la valía, el empeño, profesionalidad y bonhomía del director Fernando Aller, siempre preocupado por el bienestar de las gentes, así como también de la defensa y los intereses de sectores tan esenciales de la provincia como la minería y la agricultura.

El progreso de León y su provincia en estas últimas décadas se refleja en su dotación factorial, como son por ejemplo el tren de alta velocidad y las comunicaciones por carretera que nos conectan directamente con los mercados europeos. Asimismo, cuenta con recursos de gran importancia estratégica como el agua y la electricidad. En educación, la Universidad de León ha alcanzado una madurez digna de ser reseñada, con índices de calidad elevados, y por su parte, las enseñanzas medias se sitúan a la cabeza de las métricas nacionales. En este contexto, la cuestión fundamental es conseguir aumentar a la vez que fijar la población al territorio mediante políticas natalistas, con especial atención a la conciliación laboral y familiar, mediante potentes incentivos de tipo fiscal, laboral y urbano. Pero nada puede sustituir al factor humano, me refiero al espíritu emprendedor y empresarial ya que sin él cualquier otro esfuerzo resultará insuficiente o en vano. Hace falta ilusionar a los jóvenes en la tarea del emprendimiento y el reto que supone crear una empresa en beneficio de la sociedad. Son las empresas las que crean empleo y las únicas que pueden parar la sangría de nuestros jóvenes hacía otros destinos fuera de nuestra provincia.

La salida de la crisis sanitaria abre nuevas oportunidades con el Fondo de Recuperación Next Generation EU. Digitalización, transición energética y educación son tareas que no debemos dejar de acometer para un futuro mejor.

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