León es un tesoro
Si de algo puede presumir la provincia leonesa es de ser un paraíso para el visitante. Además del patrimonio monumental, León cuenta con una espectacular oferta en lo que a naturaleza se refiere y que la convierte en un lugar apetecible para quien gusta de conocer sitios diferentes.
La ciudad no tiene desperdicio. Casi cualquier rincón sorprenderá a quien se acerque a descubrirla. Y no sólo la Catedral, que es su emblema por excelencia, sino también San Marcos, San Isidoro, la muralla romana o cualquiera de los muchos vestigios de su espectacular pasado.
Pero también montañas sobrecogedoras e inmensas zonas verdes llenas de encanto que confieren todavía algo de vida al mundo rural y que suponen un importante activo turístico para muchos pueblos y, por extensión, un importante revulsivo económico.
Aquí hay mucho que ver y una opción de disfrutar de sus muchos rincones es a través de sus comarcas, picos, rutas o pueblos con encanto.
El verano está a la vuelta de la esquina y la cercanía al buen tiempo convierte a la provincia en el lugar ideal para escapar y desconectar de la rutina. Algunos de estos rincones son de sobra conocidos, como la Cueva de Valporquero o Castrillo de los Polvazares, pero no por ello menos interesantes. Y también los hay más secretos, como las numerosas cascadas en las que darse un refrescante chapuzón. Algunos son de toda la vida como los ríos y otros más modernos como las playas fluviales. Algunos para caminar a fondo, como la Ruta del Cares, y otros más para disfrutar de forma pausada, como los bosques y los hayedos. Los hay que dejarán al visitante con la boca abierta, como cualquier paraje en Picos de Europa y hasta que dejaran a quien se acerque a ellos sin palabras, como el Valle del Silencio. Esto son sólo algunos ejemplos, pero hay muchos más.