La vida y muchas muertes de un forense
«La enfermera me dijo que lo que más le preocupaba de mí era que yo sabía exactamente cómo matarme», explica el patólogo forense inglés Richard Shepherd, que rememora en un libro la depresión que sufrió tras 40 años conviviendo con cadáveres por una profesión que ahora quiere «desmitificar».
joan sánchez ros
Ya jubilado, Shepherd ha encontrado el tiempo para acabar este libro que empezó hace cinco años, después de sufrir un episodio de lo que ahora sabe que era un trastorno por estrés postraumático mientras se relajaba con su entretenimiento favorito: pilotar una avioneta por encima de los campos de Inglaterra. «Empecé a escribir porque quería entender qué estaba ocurriendo dentro de mi mente, normalmente podía acceder a los recuerdos de las autopsias que tenía guardados en mi cabeza tranquilamente, pero llegó un punto en el que se me aparecían sin avisar», relata Shepherd en una entrevista con Efe.
«Estaba muy ansioso, no podía trabajar, me planteaba incluso matarme y no fue hasta que una enfermera me hizo ver que tenía todas las herramientas y el conocimiento para hacerlo que no me di cuenta de la gravedad de la situación», comenta el forense. A lo largo de su carrera, Shepherd ha visto miles de cadáveres, algunos de ellos vinculados a casos famosos, como el de la princesa Diana de Gales, algunos de los 70.000 fragmentos de cuerpos hallados tras los atentados del 11S en Nueva York o su primer caso mediático, el de la masacre de Hungerford. «No es que tenga miedo de los muertos, he aprendido que no son ninguna amenaza, pero pienso en la muerte, aunque no de forma excesiva y, de hecho, todos los que he conocido en la morgue son personas alegres, quizás quienes han aceptado que la muerte es parte de la vida, pueden relajarse y gestionarla con felicidad», reflexiona el doctor.
Sin embargo, tras haber aprendido a ignorar el olor a formol característico de la morgue, Shepherd explica que no fue fácil para él admitir que el hecho de ver cadáveres cada día suponía una carga emocional: «Hay un ideal de macho alfa entre los forenses que nos empuja a esconder las emociones».
«Al escribir este libro creo que he fomentado cambios en la conducta de los forenses y agentes de la policía que lo han leído, algunos me han comentado que ciertamente han podido cambiar esa actitud impasible que intentaban aparentar sin darse cuenta», señala Shepherd. «La muerte era algo mucho más común para nuestros padres y abuelos, había más enfermedades y muertes prematuras», recuerda Shepherd, que añade: «Antes se hablaba más de la muerte y ahora no queremos hablar de ella, pero es importante que la gente pueda evidenciar las emociones en vez de esconderlas». El forense explica que «durante los meses más graves de la pandemia, muchos familiares no pudieron despedirse adecuadamente de los muertos», algo que lamenta, porque suponía «la pérdida de una oportunidad para expresar ese dolor».
Por esto, reivindica la labor de los forenses ya que considera que «la sociedad tiene el derecho de conocer por qué mueren sus miembros, ya sea por causas naturales, infecciones como la covid-19, contaminación o incluso ataques violentos, para así poder juzgar a los responsables».
«He aprendido que la verdad puede ser difícil de soportar, pero siempre es mejor conocerla, ya que cuando alguien tiene la información correcta que explica médicamente por qué murió su familiar, eso le da un poco más de certeza en una vida que acaba de volverse muy incierta», argumenta el patólogo.
Shepherd cree que «solo nos interesamos por las muertes de nuestros familiares o por aquellas muertes con las que podemos establecer enlaces emocionales», y en este sentido explica: «Hubo un tiempo en el que me di cuenta de que solo me impactaban las muertes de niños de la edad de mis hijos».
«Para mí», añade el forense, «quizás porque soy esencialmente un cobarde y espero tener una muerte indolora y feliz con mi familia alrededor, la muerte es solo un punto final y, de hecho, el acto de morir, en general, es más parecido a un plácido sueño que a una batalla».
Después del éxito de su primera obra, Shepherd se prepara para la publicación de su segundo libro en agosto, titulado The seven ages of death, que tratará sobre la mortalidad y sus causas en las distintas fases de la vida.