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La letra pequeña se atraganta
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Planas aseguró que como ministro quiere una PAC «que vaya a aquel que la necesite».
El ministro de Agricultura lamenta la falta de consenso en la anterior reunión en Bruselas con los responsables europeos del sector y ha apostado por alcanzar un acuerdo en el «segundo intento» que tendrá lugar los días 28 y 29 de junio con la presidencia de su homóloga portuguesa, Maria do Céu Antunes.
Planas afirma que España «no dará su apoyo a un acuerdo que no favorezca a nuestros intereses», recordando que la agricultura y la ganadería no es la misma en Andalucía, que en Valencia o Galicia, por lo que ha pedido tener en cuenta las distintas realidades de las comunidades autónomas.
«Está bien que el Parlamento europeo quiera llegar a un acuerdo pero hay que tener en cuenta la letra pequeña«, ha advertido el ministro, quien ha apuntado que la PAC «debe ir a aquel que lo necesite».
or eso, ha declarado que están trabajando «día y noche» junto con la ministra portuguesa para perfilar las propuestas que se llevarán a la siguiente reunión del Consejo en Europa donde ha avanzado que espera llegar a un acuerdo beneficioso.
«Se nos presenta una nueva oportunidad y vamos a intentar que este acuerdo de la PAC sea bueno aunque se tarde un poco más«, ha sentenciado.
Ha reiterado su intención de que la PAC esté «mejor distribuida» y beneficie a agricultores y ganaderos tanto quienes se dedican a tiempo completo a este sector como a los que no.
Para ello, el ministro ha mantenido distintas reuniones con entidades y asociaciones del sector agrario desde febrero de 2019 y, ha recordado Planas, se han intensificado en los últimos dos meses, destacando la «buena sintonía» con el Gobierno de Andalucía a la hora de tratar sobre la PAC.
Las instituciones también han discrepado sobre el año a partir del cual debería imponerse la llamada «dimensión social» para que las ayudas agrícolas o ganaderas vayan a explotaciones que respetan los derechos laborales de los trabajadores.
Otra propuesta en el aire es la de los «pagos redistributivos», es decir una orientación de los apoyos que favorecería a pequeñas y medianas explotaciones; también queda por cerrar el «techo» de ayudas por explotación, debate recurrente en las reformas de la PAC.
La PAC engloba, además, el reglamento relativo a la organización de los mercados y en su negociación salieron a relucir hace meses propuestas tan diversas como la extensión a 2045 de los derechos de plantación de viñedo. O la exclusión de los toros de lidia de las ayudas que propuso la Eurocámara el pasado otoño.
Pero en el fondo, organizaciones agrarias y cooperativas coinciden en que Bruselas promueve una transición «radical» hacia un modelo más «verde» con requisitos que ven imposibles.
Alegan que es incoherente, porque no se piden las mismas exigencias a los productos importados y se remiten a la pandemia, que probó la importancia de un sector agrícola rentable y de una cadena de suministro firme. La PAC es un sustento de renta para compensar la falta de precios.