Rafael Nájera Morrondo, microbiólogo y virólogo, exdirector del Instituto de Salud Carlos III
«Es cuestionable que las vacunas anticovid puedan erradicar este coronavirus»
El microbiólogo y virólogo Rafael Nájera Morrondo (Córdoba. 1938) fue uno de los artífices de la primera campaña de vacunación masiva que se llevó a cabo en España, la de la polio. León y Lugo fueron las provincias que pilotaron la introducción de la vacuna Sabin para erradicar la enfermedad. Nájera, primer director del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, rememora la campaña de la polio y sus paralelismos y diferencias con la campaña actual contra el covid. La enfermedad de la polio tardó más de un cuarto de siglo en ser erradicada. La vacunación generalizada y gratuita, como se está haciendo hoy con el covid, fue clave.
—¿Qué recuerdo tiene de la campaña de vacunación de la polio en León en 1963?
—Un recuerdo entrañable. Hay que tener en cuenta que fue la primera vacunación masiva que se ofreció para los niños, frente a una enfermedad terrible. La respuesta fue magnífica, las personas con sus niños, se movilizaron con gran entusiasmo acudiendo a los puntos de vacunación, generalmente en el ayuntamiento o la escuela mediante los más variados medios de transporte, carros, caballerías, bicicletas y aún andando. Creo que fue un acto de solidaridad, gracias a los niños, por parte de personas, que muchas veces no se trataban.
—¿Qué papel desempeñó y qué significó para usted?
—Fue un auténtico revulsivo iniciándose con ella la vacunación generalizada y gratuita para toda la población, que dio paso a los calendarios de vacunación a medida que se fueron desarrollando otras vacunas. Para mí, supuso el lanzarme de lleno a la actividad de salud pública y a la «epidemiología de suela de zapato», esto es, el contacto directo con la población.
— ¿Encuentra algún paralelismo con la actual campaña de vacunación anticovid?
—Sí, el ansia por la vacuna y la esperanza en ella de ser el medio para controlar y/o acabar con la pandemia. Hay que pensar que gracias a la campaña de la polio conseguimos eliminar la enfermedad, lo mismo que pretendemos hacer ahora.
—Era la vacuna Sabin, novedosa para la época. Fueron los niños leoneses y lucenses, como se ha dicho, conejillos de indias de esta vacuna?
—La vacuna era totalmente novedosa, introducida gracias a los estudios de Pérez Gallardo y sus colaboradores, entre los que me incluyo. La vacuna Sabin había sido administrada a más de 100 millones de niños ya, en esa época gracias a la ingente actividad de Sabin, por lo que hablar de conejillos de indias no tiene sentido ni nunca lo tuvo, aún cuando al principio, cuando se discutía sobre su introducción se llegó a calificar de «vacuna comunista», para desprestigiarla, ya que se había administrado en gran manera en la antigua Unión Soviética. Hay que pensar que con anterioridad, en 1957 se había introducido la vacuna Salk de forma particular.
—¿Por qué se prefirió respecto a la Salk, que se estaba poniendo de manera paralela y era anterior?
—La vacuna Salk, como he mencionado se introdujo en 1957 al precio de 200 pesetas la dosis (unos 600 euros de hoy) con lo que se vacunaron poquísimos niños de familias de altos recursos. La vacuna Sabin se administra por vía oral con lo que se pudo vacunar con rapidez en España y hacer caer en un año las cifras de enfermos de polio desde casi 2000 a 62. Se pueden ver más detalles en mi reciente libro El Instituto de Salud Carlos III en el marco de la evolución de la Salud Pública , editado por el Instituto Carlos III.
—La polio tardó más de 25 años en erradicarse. ¿Las vacunas anticovid podrán erradicar este coronavirus?
—La polio tardó 25 años por la falta del suficiente apoyo, tras los espectaculares éxitos iniciales, de las autoridades sanitarias. Las vacunas anticovid es cuestionable que puedan erradicar este coronavirus al ser un virus respiratorio pero con una afectación multiorgánica y como virus ARN de gran variabilidad genética.
—¿Ve acertada la estrategia de vacunación?
—Sí, hay que pensar que la estrategia se define en cuanto a la realidad del problema y la disponibilidad de recursos. Influye también la capacidad del sistema sanitario para administrar la vacuna. Lo que me parece más adecuado es la administración en los Centros de Salud, de forma cercana a la población y evitando las grandes concentraciones de personas que deben esperar un tiempo prolongado, especialmente siendo en muchos casos, personas de elevada edad.
—Tanto Salk como Sabin renunciaron a sus derechos económicos sobre las patentes. ¿Debería hacerse igual con las vacunas del covid, como se ha propuso Estados Unidos?
—El tema es complejo, las patentes van a cubrir los gastos de desarrollo de la vacuna pero hay que tener en cuenta que muchas de las empresas han recibido importantes subvenciones de los estados. Todo ello habría que sopesarlo. Se necesitaría una convención, probablemente pilotada por la OMS para debatir el tema, ya que habrá que considerar la posición de los países en vías de desarrollo con escasos recursos para invertir en la vacuna. Considerar que es un tema global que a todos nos interesa eliminar o al menos controlar lo antes posible y para ello un esfuerzo solidario mundial va a ser imprescindible. El tema de las patentes no sólo hay que verlo como un tema económico. Hay que buscar el equilibrio entre investigación y desarrollo, evaluando la participación de cada protagonista en el tema.
—¿Qué debería cambiarse en la Sanidad española, desde el punto de vista de la epidemiología, en un contexto de pandemia como la actual?
—Habría que reforzar los sistemas de vigilancia epidemiológica y potenciar la coordinación entre las distintas consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas. Potenciar el Centro Nacional de Epidemiología y su interlocución con los Servicios de Epidemiología de las comunidades autónomas.
—¿Cómo ve el papel del Instituto de Salud Carlos III del que fue primer director?
—Creo que su actuación ha sido determinante, desarrollando elementos de diagnóstico, evaluando resultados desde el punto de vista epidemiológico, estudios de exceso de mortalidad y vigilancia. Organizando ensayos clínicos y dando una visión científica y sosegada de la situación, tanto desde el punto de vista virológico como epidemiológico.
Hay que tener en cuenta que es el órgano de apoyo científico técnico del Ministerio de Sanidad y de los servicios de Sanidad de las comunidades autónomas y que como perteneciente orgánicamente al Ministerio de Ciencia y Tecnología incide directamente en la investigación sanitaria.
—Respecto al estudio que realizó el Instituto Carlos III para la segunda dosis de la vacuna en menores de 60 años, ¿Qué le parece la respuesta de la población que prefiere ponerse, a pesar de todo, Astra Zeneca ?
—Según los tres estudios mas recientes, publicados en la revista Science este miércoles, mezclar vacunas parece que mejora la respuesta inmune. Por tanto el mezclar una dosis de Pfizer con una de Astra Zeneca daría una respuesta inmune mejor. España ha autorizado la mezcla de las dos vacunas para personas menores de 60 años. Otros países como Canadá, Alemania, Francia Noruega, y Dinamarca han dado recomendaciones similares.
La respuesta de la población varía según los mensajes emitidos, influidos por diversos factores, no necesariamente de base científica. Creo que los estudios lo que hacen es confirmar el planteamiento inicial.