Vale la pena ser voluntaria
Tengo 78 años, va pasando el tiempo y me gustaría hablar sobre mis años de voluntaria en el Teléfono de la Esperanza, que son 29 años ya. En 1992 vi un programa en TV que pedían voluntarios para el Teléfono de la Esperanza. Me ilusionó, conmovió y motivó. Pensé: tengo que hacerme voluntaria, tengo tiempo, ilusión, motivación y ganas de estar al lado del que sufre, del que no tiene ni ganas, ni ilusión, ni fuerzas para seguir viviendo. Me presenté en la sede de Valencia, donde vivía en aquellos años. Me atendieron con cariño y me sentí bien recibida. El presidente era Ángel Madrid Soriano, hermano de Serafín, fundador del Teléfono. Para sorpresa mía lo primero que me dijeron es que antes tenía que conocerme en profundidad para así escuchar activamente y con empatía. Harás unos cursos de fines de semana antes de ser voluntaria. Buena idea, me dije. Cuanto más preparada mejor podré escuchar. Los cursos eran tres: ‘Conocimiento de sí mismo’, ‘Crecimiento personal’ y ‘Relación de ayuda’. Todos con sus respectivos seguimientos de diez semanas de duración un día a la semana. Muy buenos para conocerse uno en profundidad y detectar mis fallos. Ahora pienso que un voluntario bien formado personalmente realizará mejor su labor y podrá seguir desarrollándose según las exigencias de cada día y época. Ahora me pregunto a menudo, ¿para qué me hice voluntaria? Bueno ya lo dije al principio, para estar al lado del que no encuentra razones para vivir. ¿Qué encontré en este voluntariado? Me encontré a mí misma, a otras personas voluntarias en servicio de ayuda, amigos, gratitud, confianza, entrega y fe en el ser humano. Estuve 10 años de voluntaria en Valencia hasta que en marzo del 2002 tuve un accidente grave de tren de camino a Barcelona. Iba para 3 días y permanecí más de un año, allí me recuperé y fortalecí y, como tuve tiempo para reflexionar sobre lo ocurrido, lo que más me venía a la cabeza era venir para León y poder dar a conocer el Teléfono de la Esperanza. Y así lo hice. En el 2004 se empezó a preparar el voluntariado y el 13 de octubre del 2007 se inaugura la sede en Padre Isla, 28 hasta que en el 2018 encontramos un local lo suficientemente grande como para salas de grupos, psicólogos y demás. El 11 de mayo del 2019 se inaugura el nuevo local. Estamos en el Pasaje R. Argentina, 32-1 C. Tras la pandemia, abrimos 6 talleres presenciales, con todas las prevenciones. Vale la pena ser voluntaria.