Desmontar el Tercer Reich
Richard J. Evans: «Stalin extendió el rumor de que Hitler estaba vivo para sembrar dudas entre los aliados». El experto en el Tercer Reich desmonta mitos y sostiene que los crímenes nazis fueron más atroces que los de otros totalitarismos.
antonio paniagua
Los amantes de las teorías de la conspiración creen ver una conjura de fuerzas secretas en la aparición de la pandemia. Antes ya habían sembrado dudas sobre la autoría del asesinato de John F. Kennedy o la llegada al hombre a la Luna. Los bulos siempre han existido, pero son especialmente pródigos en cuestiones que atañen al Tercer Reight. El historiador británico Richard J. Evans, presidente del Wolfson College y una autoridad en el periodo nazi, se ha entregado a la tarea de desmontar las «verdades alternativas» sobre este periodo de la historia. En el libro Hitler y las teorías de la conspiración (Crítica) derrumba una a una las mentiras sobre esta etapa convulsa.
—Una de las teorías de la conspiración sobre Hitler es que este no murió en el búnker, sino que logró escapar. ¿Por qué ha tenido tanto éxito?
—Los defensores de esta tesis sostienen que Hitler consiguió escapar en un submarino, huir a Argentina y terminar su vida en paz. Quienes la defienden piensan que no pudo tener una muerte tan miserable y, en consecuencia, hubo que engañar otra vez a los aliados. Hay muchas libros que abogan por esta versión, que se ha extendido mucho gracias a internet y las redes sociales, pero es completamente absurda. Todo son habladurías y especulaciones. Los servicios de seguridad estadounidenses han concluido una y otra vez que se trata de una falsedad. Si se piensa bien, Hitler era un político hasta los huesos y es difícil imaginarlo retirado.
—¿Hitler tenía una imaginación paranoide?
—No era un adepto de las teorías de la conspiración como Stalin, que ordenó ejecutar a cientos de miles de personas por creerlas involucradas en conjuras. Hitler tenía asegurado el liderazgo de su partido desde el principio, así que no era proclive a esa paranoia. Sí pensaba, en cambio, que los judíos, por su propia naturaleza y herencia racial, estaban predestinados a implicarse en conspiraciones de todo tipo para derrocar la civilización occidental y en concreto a Alemania.
—¿El mayor interesado en difundir la creencia de que Hitler seguía vivo fue Stalin?
—Stalin contribuyó a extender el rumor de que Hitler estaba vivo para generar incertidumbre entre los aliados y justificar la ocupación de parte de Alemania por la URSS. Si Napoleón lo hizo, igual podría haber ocurrido con Hitler. Pero Stalin sabía de sobra que estaba muerto. Tenía un informe que reunía toda la evidencia necesaria, incluidos los testimonios de dos de sus asistentes que habían quemado y enterrado su cuerpo y el de Eva Brown. Este informe no dejaba ningún tipo de duda, pero no salió a luz hasta la caída de la URSS.
—¿Por qué los nazis desecharon la teoría del puñal por la espalda, de que su ejército había sido traicionado en el frente interno en la Gran Guerra?
—Al final de la I Guerra Mundial, la extrema derecha se negaba a creer su derrota y aducía que las tropas habían sido apuñaladas por la espalda en el frente interno, ya fuera por los socialistas o los judíos. Ninguna de estas teorías conspiradoras aguanta un buen examen, porque la revolución donde se derrocó al Kaiser Guillermo II ocurrió en noviembre de 1918, después de la derrota militar de octubre. Los nazis no quisieron esgrimir esta tesis para evitar ofender a la gran mayoría de la población que había vivido la guerra en el propio frente.
—Se ha aducido que los crímenes de Stalin, Mao o Pol Pot son comparables a los de Hitler. Pero ¿qué es lo que hace más atroces los crímenes del Tercer Reicht?
—Stalin, Mao y Pol Pot fueron responsables de las muertes de millones de sus ciudadanos. Pero, a diferencia de ellos, Hitler inició una guerra mundial deliberadamente para establecer la supremacía mundial de Alemania. El Holocausto era diferente de otros genocidios, porque estaba basado en una teoría de la conspiración que veía a todos los judíos como un peligro para Alemania; es algo único por cuanto quiso a todos y cada uno de los miembros de una raza sin excepción. El Tercer Reich hizo un uso pervertido de la ciencia, que estuvo involucrada en experimentos de tortura, con propósitos pseudocientíficos, en los campos de concentración. A ello se añade el asesinato de alemanes mental y físicamente más débiles por razones eugenésicas.
—¿Sin Hitler hubiera tenido tanto éxito el nazismo?
—Sin Hitler el nazismo no hubiera llegado al poder. Los nazis no eran el único grupo de extrema derecha en la República de Weimar. Eso cambió cuando llegó la depresión. Pasaron de tener un 3% de los votos a un 37% en cuatro años. Hitler fue el hombre que sacó partido de la situación, por cuanto un tercio del electorado alemán vio en él al hombre que rescataría a Alemania. Su magnetismo y su manera de hablar tuvieron mucho que ver con su ascenso al poder.
—Usted desmonta el mito de que los nazis llegaron al poder de forma democrática. ¿Quebrantaron las leyes para ejercer el gobierno?
—Sí, quitaron poder al Parlamento; al principio de los años 30 insuflaron grandes dosis de violencia en las calles y asesinaron a cientos de sus oponentes. Los campos de concentración eran, por supuesto, ilegales.