naturaleza y desconexión

Todo aquel caminante que haya decidido proseguir su peregrinación hacia Santiago de Compostela por la ruta sur que sale del municipio de Valverde de la Virgen, tras abandonar Fresno del Camino y Oncina de la Valdocina se encontrará en su recorrido con el municipio de Chozas de Abajo.

Al respecto, la concejala del Ayuntamiento de Chozas de Abajo, Avelina Vidal, explica que «tras abandonar Oncina, la Ruta Jacobea comienza en nuestro municipio en el monte de Antimio y, ahí, el peregrino podrá seguir su recorrido por caminos cómodos entre campo y naturaleza hasta llegar al pueblo de Chozas de Abajo». De hecho, asevera que «son muchos los peregrinos que llegan aquí sobre las doce del mediodía tras salir de León o La Virgen, y en el Bar el Camino suelen tener una parada, sobre todos los que son extranjeros, para almorzar». Una localidad, donde los peregrinos, si quieren, también tienen la oportunidad de disfrutar de sus lagunas y sus singularidades tan típicas del Páramo leonés.

El Camino de Santiago a su paso por las localidades de Chozas de Abajo recupera la esencia con que nació esta ruta iniciática de peregrinaje. Un camino de conocimiento interior, de comunión con la naturaleza, de compartir vivencias con viajeros y huéspedes y, donde sobre todo, el peregrino tiene también la ventaja de tener mucha más cercanía con la gente de los pueblos a diferencia con las ciudades.

Tras abandonar Chozas de Abajo, la Ruta Jacobea prosigue entre campos de secano mientras se adentra poco a poco en el regadío hacia la llegada de Villar de Mazarife, aunque en este tránsito antes de poner pie en la citada localidad, el caminante, tiene la opción de vivir un momento de desconexión en un paraje con una zona de descanso acogedora bajo la sombra de encinas y robles.

Ya en Villar, un lugar de tránsito obligatorio es la iglesia de Santiago Apóstol, que data del siglo XVI, donde los peregrinos pueden sellar sus credenciales. Asimismo, tanto a la entrada como a la despedida, reina una escultura en homenaje a Santiago que también triunfa en las fotos, así como un mosaico dedicado a la Ruta Jacobea «que logra dejar encantado a todo el mundo», apunta Vidal.

Un Camino de Santiago a la antigua usanza, promovido por historiadores, peregrinos y hombres jacobeos en definitiva; tal es así que uno de los albergues en Villar de Mazarife es una casa particular mantenida por los donativos de los peregrinos y la generosidad de sus dueños.