perdón en la cruz de ferro

A1.500 metros de altitud, rodeada de piedras, una por cada uno de los miles de peregrinos que cada año liberan sus pecados al alcanzar su cima, la Cruz de Ferro corona el segundo lugar de la Ruta más anhelado por los viajeros jacobeos, tras la Catedral de Santiago. Pero antes de llegar a esta legendaria parada, los peregrinos recalan en Rabanal del Camino, un pueblo situado a 1.150 metros y donde nada más entrar se topan con al ermita de la Veracruz, templo del siglo XVIII con un crucificado de «gran valor» en su interior, además de una serie de litografías con estampas de la vida de los maragatos, en un pueblo donde más del 50% se dedicaban a la arriería, como cuenta el técnico de Turismo del Ayuntamiento de Santa Colomba Óscar Martínez. Recomienda visitar la ermita justo ahora, los días 15 y 16, coincidiendo con la celebración allí de la Asunción y san Roque; también el 14 de septiembre, día del canto del ramo. En la calle Real, la historia cuenta que en 1554 estuvo alojado el rey Felipe II con 27 años. La casa de las cuatro esquinas fue morada del todopoderoso monarca. La ermita de San José (siglo XVIII) —donada por el acaudalado arriero José Calvo, cuenta con un retablo barroco, parada también imprescindible en el Camino. Y la iglesia de la Asunción, integrante de un conjunto de construcciones de estilo románico, sólo mantiene de su época original el ábside. «Aquí se respira una espiritualidad impresionante, a diario los monjes benedictinos ofrecen misas cantadas en latín, muy apreciadas por los peregrinos», asegura Martínez. Y el alcalde apunta que enfrente, se halla el monasterio de San Salvador del Monte Irago, regido por los mismos monjes.

Foncebadón recibe con su crucero en la calle Real, cargado de historia ligada a Ramiro II y la fundación en el siglo XI de un albergue y hospital para peregrinos. «Poco a poco el pueblo fue deshabitándose —explica el técnico de Turismo— y en la Guerra de la Independencia cayó arrasado, gracias al Camino ha vuelto a florecer, a tener vida».

Ya en la Cruz de Ferro, José Miguel Nieto —el regidor de Santa Colomba— recuerda con orgullo que se trata del punto más alto del Camino de Santiago Francés, «donde los peregrinos realizan con piedras la ofrenda a la Cruz; las piedras se supone que representan nuestras faltas y las vamos a dejar aquí; seguiremos la Ruta Jacobea libres de todo pecado, un nuevo camino libres de culpas y pecados».