romana y jacobea
Punto neurálgico de la Ruta Jacobea, cruce de caminos, heredera de un esplendor peregrino que ha logrado preservar y proyectar hacia el siglo XXI y guardiana de una historia con raíces en el poderoso Imperio Romano. Astorga recibe a los caminantes en Puerta Sol, donde se fusionan dos itinerarios hacia Santiago de Compostela: el Camino Francés y la Vía de la Plata. «Astorga fue en su momento una de las grandes ciudades jacobeas. Llegó a tener más de veinte albergues; era la segunda en número después de Burgos», recuerda orgulloso de este pasado el concejal de Turismo. Esteban García muestra el acta fundacional del único de aquellos tiempos que aún mantiene su función primigenia: el de las Siervas de María, 900 años de un cobijo de peregrinos levantado sobre un solar donado por las infantas Elvira y Sancha, hijas del rey Alfonso VI. «Conserva las mismas funciones que antes, con la misma hospitalidad, atendido ahora por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Astorga y Comarca». A pocos metros, el Convento de San Francisco mantiene viva su leyenda que lo une al santo que le da nombre y asegura que en su ruta hacia Santiago fundó aquí un convento con albergue para peregrinos. Asturica Augusta, unas de las grandes ciudades del noroeste hispano, cuyas calzadas integraron la malla de comunicación del vasto imperio, en una red desde Burdigala (Burdeos) que «con el paso del tiempo se convirtió en el Camino Francés que hoy conocemos», relata el edil de Turismo.
Los pasos adentran al caminante en la bulliciosa plaza Mayor, presidida por el Ayuntamiento y su reloj con los dos maragatos, uno de los símbolos de la ciudad. Juan Zancuda y Colasa marcan las horas a lugareños y peregrinos, mientras las terrazas ofrecen bajo sus pies pausa y refrigerio en el descanso.
Los dos emblemas patrimoniales de Astorga, la Catedral y el Palacio Episcopal —obra de Gaudí— confluyen en la misma estampa abrigados por la muralla. «Una atesora el pasado medieval, barroco y renacentista con todos sus tesoros en su interior y exterior, y la obra de Gaudí es una de las tres que realizó fuera de Cataluña, junto con la Casa Botines de León y El Capricho de Comillas; un edificio singular y muy especial que hace de esta plaza un lugar único». En el adiós de la ciudad, una escultura de Santiago peregrino en la facha principal de la Catedral despide a los viajeros jacobeos camino al sepulcro del santo Apóstol.