La bisexualidad sale del armario
Académicos y activistas reclaman visibilidad para un colectivo que consideran víctima de mitos como que las personas bisexuales están confundidas o son promiscuas
Ni confundidos, ni promiscuos, ni indecisos. Las personas bisexuales son víctimas de mitos derivados del desconocimiento de una sociedad que las ignora porque no puede encajarlas en categorías cerradas, una visión contra la que lucha este colectivo y que resalta en el Día de la Bisexualidad. Así lo destacan investigadores académicos y grupos implicados en estas reivindicaciones.
Los bisexuales sienten atracción «sexual, emocional y/o romántica» hacia personas «de más de un género y/o sexo», según la definición de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (Felgtb). Pero esto no ocurre «necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera, al mismo nivel, con la misma intensidad».
Esa flexibilidad en la gradación de los sentimientos es uno de los obstáculos que tiene el colectivo para ser percibido y valorado, ya que a menudo no se entiende que puedan alternar parejas de sexos distintos. Además, los bisexuales tienden a ser confundidos con heterosexuales cuando sus parejas son de distinto género y con homosexuales cuando son del mismo.
La coordinadora del Grupo de Políticas Bisexuales de la Felgtb, Noelia Mellado, señala esa «invisibilidad» como el principal problema del colectivo, en declaraciones a EFE. Mellado coincide con otros analistas en apuntar que esa falta de concienciación se debe a que la sociedad está organizada en función de un pensamiento que clasifica a las personas en categorías estancas y definidas.
Así, se divide a la población en estructuras binarias –hombre o mujer, heterosexual u homosexual— y se asignan roles.
La sexóloga, antropóloga y trabajadora social Noemi Parra argumenta: «La cuestión de la invisibilidad está muy relacionada con la idea confusa del ‘no lugar’, ‘estar entre dos aguas’ que diríamos, entre lo homosexual y lo heterosexual, lo que nos lleva a una idea errónea de la orientación sexual como una línea continua con dos polos opuestos». Es lo que Mellado llama «monosexismo», un sistema hermético en el que la atracción afectiva y sexual no puede variar. De esa falta de entendimiento nace la bifobia, el miedo o aversión a los bisexuales como una manifestación del rechazo a lo desconocido, lo que a su vez genera los mitos, estereotipos y falsas concepciones sobre el colectivo.