Un relato de martirio
efe
La escritora y dramaturga María Folguera, que ha presentado su última novela, Hermana (Placer), en Barcelona coincidiendo con la Semana del Libro en Catalán, considera que «el canon literario femenino se ha hecho como un relato de martirio». Hermana (Placer) narra la historia de una amistad de diez años (de los 26 a los 36), en los que, mientras la protagonista vive en la casa familiar y tiene una hija, su amiga es cantante, actriz y lleva una vida desatada. Al mismo tiempo, la narradora del libro escribe la Enciclopedia de los Buenos Ratos de las Escritoras, una obra que habla del placer, sobre todo aquello que callaron algunas escritoras que ella admira: Elena Fortún, Rosa Chacel, Matilde Ras, Carmen Laforet, María Lejárraga o Teresa de Jesús.
Folguera, nacida en Madrid pero orgullosa de tener un abuelo y raíces catalanas, se centra en esa búsqueda de referentes femeninos y en la presentación de la feminidad «como placer y no como algo doloroso». De ese canon incompleto que Folguera traza, Elvira Lindo es la única viva: «Quería incluirla porque desde mi punto de vista es la primera en hablar de la mujer explicítamente, en escribir sin complejos, abordar el humor, practicar distintos géneros, preocuparse por la estética».
Como la protagonista, Folguera piensa que «el canon de escritoras se ha construido, a nivel biográfico, siempre como un relato de martirio, de dolor, de fracaso». Recuerda la autora que cuando ella tenía 20 años, «todos los referentes de escritoras me eran presentados en sus historias personales y vistas desde un punto de vista de dolor y de fracaso», y ahí están los ejemplos de suicidio de Virginia Woolf o Sylvia Plath. «En el canon anglosajón es protagonista absoluta la locura, el encierro, mientras que para los escritores masculinos eso mismo es visto como un aislamiento voluntario o un rasgo de su personalidad».