«Son los nietos los que no quieren olvidar la guerra»

A Rubén Alonso de Ponga siempre le ha fascinado la Guerra Civil. Ha sido lector impenitente de todos aquellos libros que relatan episodios de la contienda civil. «He leído mucho y de distintas tendencias», asegura. Este profesor de Historia en un instituto de Viladecans recién jubilado —tras 38 años y un día como funcionario público—, vuelve a los escenarios bélicos del 36 en su nueva novela, titulada Amores de guerra y paz (Editorial Eolas), que verá la luz el próximo viernes.

Los hechos arrancan con la revuelta del 34 en la cuenca minera de Sabero. Pero asegura el autor que no es una novela bélica; o no solamente. Los protagonistas son dos hermanos que viven situaciones muy distintas, en dos lugares diferentes —León y Barcelona— y en dos bandos opuestos. A uno de ellos el golpe militar le pillará en la montaña leonesa, bajo el dominio franquista; y al otro, en la capital catalana, primero en el hervidero anarquista y después luchando en el bando republicano.

Los acontecimientos históricos que narra el escritor leonés están absolutamente documentados, incluidos muchos episodios poco conocidos. Al final del libro, el autor ha querido añadir una lista de libros que ha consultado. Como profesor de Historia, le interesa el rigor, aunque admite que la ficción le permite ciertas licencias.

Entre los episodios más desconocidos, cita la historia de un personaje singular, el cura Jesús Arnal, que fue secretario personal del líder anarquista leonés Buenaventura Durruti hasta su muerte. Por Amores de guerra y paz desfilan también otros personajes leoneses reales y ficticios, pero inspirados en la «memoria de elefante» de la madre de Rubén Alonso de Ponga.

Los que vivieron la guerra

«Me gusta escuchar a la gente mayor que vivió la época. Tengo que agradecer a mi madre la cantidad de historias y detalles que me contó. También he hablado con otras personas mayores de Valbuena de Roblo, de Barcelona o de Gijón», cuenta el autor.

A partir de esos relatos, el escritor construyó buena parte del argumento. Además de la montaña leonesa y Barcelona, el escritor traslada la trama a otros escenarios bélicos reales, como la frontera con Francia, Madrid o Belchite. El destino de dos hermanos permite al escritor adentrarse, no solo en las trincheras de ambos bandos, sino en dos visiones tan distintas que solo podían entenderse por la fuerza de las armas.

En la novela el amor juega «un papel importantísimo», de ahí que si se le pregunta al escritor leonés en qué genero la encajaría, afirma que es una novela histórica y romántica en la que «los personajes tienen vida propia».

La Guerra Civil tiene un eco personal intenso en la obra de Alonso de Ponga, nacido en Valbuena del Roblo, muy cerca de Riaño, en 1960. Este profesor de Historia se inició en la novela en el año 2000 con El ruido de las carretas, donde recrea los años más duros de la posguerra española en un pueblo de la montaña leonesa, un libro al que siguieron Semillas de una guerra y El llanto de la carabiella, todos ambientados en la misma época. De todos ellos se han hecho varias reediciones. Pese a que los tres citados títulos formaban parte de una trilogía sobre la República, la Guerra Civil y la posguerra, el escritor leonés a vuelto a pisar un territorio que conoce a la perfección y que lleva años estudiando.

El ruido de las carretas narra la vida y costumbres de los habitantes de un pequeño pueblo de montaña durante los años inmediatamente después de la Guerra Civil. Es en esta época cuando los vecinos de este recóndito entorno rural sobrevivían, más que vivían, gracias al estraperlo». Su intención, entonces como ahora, ha sido dar a conocer unos lugares y unas gentes olvidadas por la historia de España; también a las mujeres sin poder de decisión pero cargadas de trabajo.

La historia inédita

Pese a la ingente literatura sobre la Guerra Civil, Rubén Alonso de Ponga —que ahora vive a caballo entre León y Barcelona— asegura que aún hay mucho que contar y muchas lagunas. En su opinión, es difícil pasar página a aquella época. «Por desgracia, quizá los que vivieron aquellos acontecimientos sí habrían querido pasar página, pero ahora son sus nietos y biznietos los que no quieren».

A él le gusta ofrecer distintos enfoques sobre unos cruentos hechos que acabaron con la República y sumieron al país en una larga dictadura.

Sus años como gran luchador y vencedor en muchos corros quedan plasmados en su literatura, así como un inagotable torrente de palabras leonesas. El escritor estuvo en activo hasta los 43 años.

«He procurado meter la lucha leonesa en las novelas porque es desconocida en muchos sitios», confiesa. Alonso de Ponga es deudor de la tradición oral, de los viejos filandones y de aquellas veladas de cuentos en la Montaña Oriental leonesa.

Alonso de Ponga empezó a escribir casi por casualidad. Durante la convalecencia de una lesión deportiva se le ocurrió tomar notas sobre muchos recuerdos de historias de su pueblo, cosas que contaban los mayores y, en especial, su madre, que es una excelente narradora oral. Aquellas notas las conservó y en otra lesión más larga, en la que fue operado de una rodilla, se aventuró a darle forma de novela.